Poco sabemos sobre la situación de los migrantes mexicanos en general radicados en Estados Unidos; acerca de quienes ya tienen un status definido con residencia o hasta ciudadanía, o diversas formas legales de estadía contando con permiso para laborar, pues digamos que no representan una problemática de emergencia, aunque también necesiten de atención en algunos temas de identidad cultural, de promoción económica y social; pero en cambio, quienes se encuentran como indocumentados, sin permisos, ergo sin derechos más que los fundamentales como seres humanos, pero no laborales, ni sociales, ni de salud, ni de educación etcétera, esos si la pasan muy difícil.

Soportan vejaciones, malos tratos, salarios bajos y sufren persecución, hostigamiento, amenazas; viven ocultos, en el clandestinaje, en la obscuridad social, con temor y angustias que solo por su voluntad férrea, su ambición y espíritu de sacrificio para la superación propia y de sus familias, las logran remontar y subsistir.

Los hay de distintos orígenes en diversos Estados de la Unión Americana, pero creo la mayoría se concentran en California, Chicago y Texas; con oriundez en Zacatecas, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla y Guerrero en su gran mayoría.

Según reportes del INEGI, se han identificado casi dos millones de personas guanajuatenses en el país vecino; y hasta el año 2010 se contabilizaron 750 mil viviendas con más de un integrante de la familia en Estados Unidos.

Otro punto de gran importancia es el cúmulo de remesas en dólares que envían esos migrantes a sus familiares en diversos pueblos de Guanajuato y que complementan en gran parte la economía de esos lugares, tanto para su manutención, vestido, vivienda y otros gastos, que se elevan anualmente en más de tres mil millones de dólares aproximadamente.

Con base en estas cifras, líderes de diversas organizaciones de migrantes en Estados Unidos, desde hace algunos años promovían ante el gobierno estatal, específicamente desde la administración de Miguel Márquez Márquez, la apertura de una oficina especial de atención al Migrante de esta Entidad, que en adelante pudiera convertirse en Secretaría de Estado que por fin se logró en el inicio de este sexenio con la sensibilidad de Diego S. Rodríguez Vallejo, ilusionando y alborozando a toda la raza guanajuatense migrante; pero “el gozo se vino al pozo” cuando se eligió como titular sacando del congelador a un añejo burócrata, ex colaborador en los sexenios estatal de 1995-2001 y federal de 2000-2006 con el sello foxista: Juan Hernández, a quien no consideraron como uno de los suyos; de allí en adelante este sector de la población mexicana en el extranjero se percibe  desatendida y sin ningún beneficio concreto para desahogar las múltiples necesidades y demandas que enarbolan.

Recientemente, se publicó un manifiesto, a raíz de esta Pandemia del Coronavirus que revela la situación desesperante de estos hermanos en desgracia; son 31 organizaciones reconocidas las firmantes, entre ellas las de los guanajuatenses Jorge Navarrete y Omar Silva.
Los amables lectores pueden consultar este manifiesto en el siguiente enlace (redinformativamx.com), que es la voz de ¡38 millones! de migrantes mexicanos en Estados Unidos.

Las remesas en dólares bajaron 20% en el mes de abril y en mayo y junio se espera una reducción aún mayor. Nuestros migrantes se quedaron sin empleos; enfermos contagiados de Coronavirus y algunos hasta mueren; en nuestra familia, ya sufrimos dos bajas: una prima y su hijo, vecinos del Barrio de San Miguel, tradicional aquí en León. Muy difícil y costoso repatriar sus restos desde California, pero ya se ha superado ese trago amargo. Imaginen los oaxaqueños y poblanos que han fallecido en Nueva York.

Dios ayude a los migrantes mexicanos en Estados Unidos. ¿Quién más?

DA

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