Algunas de las hijas de mis amigas se convirtieron en mamás por primera vez durante este aislamiento. Otras ya lo habían sido, pero aun así, la experiencia era diferente dadas las circunstancias. Dependiendo la fase en la que se dio el parto y el hospital fueron las medidas de prevención.
En algunos nosocomios la embarazada tuvo que pasar el proceso sin ningún familiar acompañándola, abrazar a su bebé con guantes y besarlo por primera vez con un cubrebocas. La nueva generación de pandemials llegó a un mundo silencioso, sin tumultos y sin poder sentir los apapachos de los abuelos y los tíos.
Por otro lado, los papás gozan de mayor tranquilidad y dedicación para fortalecer el vínculo con la criatura recién nacida sin tener interrupciones de visitas. Este 10 de mayo fue diferente.
Acostumbradas las familias mexicanas a juntarse en casas o restaurantes, en esta ocasión la celebración del Día de la Madre tuvo que limitarse a reuniones virtuales, a ver a los hijos y nietos por la ventana, a recibir regalos que llegaron a la puerta con la ausencia del abrazo, y quizás a recordar con nostalgia algunos momentos familiares a través de algunas fotos.
Las mamás jóvenes de hijos pequeños que dejaron de ir a la escuela por la suspensión de clases y que de pronto se encontraron a sí mismas convertidas en maestras a cargo del aprendizaje escolar han jugado un papel heroico.
Lograr que las y los chiquillos tengan una rutina diaria cumpliendo tiempos de estudios alternados con deporte y esparcimiento debe ser todo un reto al combinarlo con las labores del hogar. Es natural que las niñas y los niños quieran correr, gritar, jugar con compañeros, y que hagan berrinches por no entender la situación y querer salir. En esta reclusión las mamás tratan de sobrevivir con gran paciencia y con la esperanza de pronto regresar a lo que era la normalidad.
La situación se complica cuando hay quienes deben compaginar todo ese trabajo cotidiano con el trabajo de oficina en casa. Las mamás que antes podían salir a trabajar sin preocupación porque sus hijos estaban en la escuela o las que se quedaban en casa trabajando con la libertad de concentrarse en lo suyo sin interrupciones, se la están viendo difícil.
Estar confinados en casa debido al coronavirus es difícil para todos los integrantes de una familia, pero puede resultar una sobrecarga de trabajo para las mujeres y niñas, ya que las tareas de cuidados y trabajo doméstico recae por lo general en el sexo femenino.
Para que pueda darse una participación equivalente de labores del hogar en estos tiempos de aislamiento, la corresponsabilidad debe extenderse a todos los integrantes de la familia y evitar así la sobrecarga a las mujeres.
Aprovechar la cuarentena para realizar tareas de casa compartidas mejora la armonía familiar. Esta es una buena oportunidad para que todos cooperen de forma igualitaria.