En México se trabajan horas extras para establecer un gobierno kakistocrático (el gobierno de los ineptos) liderado por un autócrata de la misma cepa. Una fórmula mortal para enfrentar grandes retos como puede ser una pandemia o una crisis económica de gran magnitud.

Nuestro país transita por momentos críticos, especialmente referidos a las decisiones basadas en su ideología, que esta tomando el actual presidente. Por lo pronto decidió comenzar su revolución, que para afianzar su conducción e imponer su excéntrica interpretación de la realidad, requiere liquidar las zonas de pensamiento crítico que existen en México.

Estas acciones no son un nuevo descubrimiento, son comunes a la casta de los dictadores. Stalin prohibió la investigación “ideológicamente incorrecta” que no estuviera basada en el materialismo marxista. Hitler no pudo construir armas atómicas, porque sancionó a la física nuclear como una “física judía”, basada en la Teoría de la Relatividad. El dictador asiático Pol Pot, fue más radical: eliminó a todos los científicos y a aquellos que usaran lentes (señal clara de que leían). 

Otro que actuó en la misma línea de demolición de la ciencia fue Francisco Franco. Como refiere un interesante reportaje de El País de Manuel Ansede, la España prefranquista avanzaba de la mano del científico Santiago Ramón y Cajal, descubridor de las neuronas y premio Nobel 1906. Él conformó la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) encargada de enviar a estudiantes españoles a capacitarse a las grandes universidades europeas y americanas. Ya para 1933, Albert Einstein estaba contratado para dirigir una cátedra en España. Luego del golpe, en 1937, Franco liquidó la JAE y creó una nueva institución para promover “la vida doctoral” bajo los auspicios de la Inmaculada Concepción de María. Cada cual su ideología, pero a todos los autócratas les incomoda y atacan la argumentación crítica y la duda cartesiana.

Nuestro aspirante tropical empieza a transitar por ese camino. Ha destrozado el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) ubicando allí a una científica nacionalista-aislacionista (la ciencia es universal) y ahora apunta a liquidar el sistema de centros públicos de investigación, obligándolos a recortar ¡el 75% de sus gastos de operación!

El Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) es políticamente la proa del sistema  de centros públicos del CONACYT, en cuanto a la interrelación de estos con el gobierno central. Eso lo convierte en un objetivo estratégico para lograr desmontar todo el sistema, con el fin de luego impregnarlo de postulados ideológicos. 

A su vez, el escarceo que se vive en estos momentos, para liquidar un centro de investigación dedicado a asuntos tan complejos como la historia, las políticas públicas, la administración y la economía, cuyo estudio y observación pondrán en ridículo las acciones del actual gobierno, tiene también una meta secundaria: ejercitar las tácticas para apoderarse de la principal presa: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Otra acción que no se identifica con facilidad, es el debilitamiento del federalismo. Los centros de investigación están esparcidos en diversos estados de la República. Su magnetismo sobre la vida académica y científica de cada entidad federativa resulta trascendente. Golpear a estos centros, significa pauperizar las capacidades de atracción de inversiones en los estados, se pierde competitividad y se afecta su economía

La fuerte vinculación de muchas sedes que mantienen áreas de vinculación con la industria y el entorno empresarial, con proyectos concretos que dotan de valor agregado a la producción, conlleva el deterioro de la productividad, cuando se genera ex profeso, un ataque a la investigación realizada en esos institutos. Los particulares también pierden, y mucho, con la política de destrucción de la capacidades científicas del país. 

Mostrando su carácter dictatorial, nos encontramos en marcha una política para arrasar con casi todas las capacidades científicas del país. Esta culminará con la conquista de la UNAM. Pero la primera batalla, es desmantelar el CIDE. Nuestro presidente intenta sepultar la inteligencia.

DA

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