Hace unos días apostaba que la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero era insostenible. Por coincidencia, al día siguiente de la publicación, dijeron los de Morena que verían el tema ante las presiones de grupos de mujeres ofendidas por un presunto violador como candidato. Incluso dentro del mismo partido hubo quejas y renuncias.
El periódico El Universal y otros medios dieron por sentado que Salgado Macedonio “se bajaría” de la contienda. No fue así. El partido hace nuevas encuestas electorales para saber si el senador tiene aún a la mayoría de guerrerenses en el bolsillo.
En otros tiempos donde no era tan difícil comprender las decisiones del PRI en su hegemonía presidencial, hubiera sido imposible sostener a un personaje como el llamado “Toro sin cerca”. Los presidentes tumbaban candidatos y gobernadores; quitaban a quienes podían hacer ruido o cometían errores elementales. Carlos Salinas de Gortari quitó a Ramón Aguirre a pesar de haber ganado la elección de Guanajuato en 1991. Le preocupaba la opinión internacional antes de la firma del TLC y puso a Carlos Medina. No sabía que esa decisión sería el inicio de la caída del PRI nueve años después.
Con el regreso de la concentración de poder en el Presidente no hay ecuaciones políticas que arrojen resultados predecibles. Estamos ante un fenómeno incomprensible para los observadores de antes. Hay un coro de voces en los medios que piden cambiar de candidato y López Obrador tiene una idea distinta.
Por la confusión, pregunté a un experto en política nacional sobre el tema:
¿Quitará el Presidente a su candidato frente a la presión y fuerza de la opinión pública de las mujeres y sus compañeras de partido? La respuesta fue una sorpresa: “López Obrador sabe que las rebeldes y los grupos feministas son una minoría en la parte alta de la pirámide, son mujeres de clase media y media alta, por lo tanto no representan una amenaza real en las elecciones que vienen, lo más probable es que sostenga a Félix y no ceda”.
Aún así, sostengo la apuesta original, y si fuera experto en el póker dejaría el resto de las fichas sobre la mesa: Félix Salgado Macedonio no puede llegar a la gubernatura porque sería un lastre en campaña y un arma para la oposición. Tal vez pierda la apuesta. Las decisiones racionales que suponemos no funcionan con Morena. Debemos decir con humildad: no comprendo a mi país a pesar de ser testigo durante medio siglo de la política nacional.
Tenemos que sacar otras ecuaciones donde el resentimiento por la corrupción y los malos gobiernos anteriores, pesan más que los valores de igualdad de género a los que aspiran las mujeres más lúcidas del país. Comprendemos la frustración de quienes marchan, reclaman justicia y de las mujeres y hombres que piden un cambio desde las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales porque cuando eliminaron las estancias infantiles y los refugios para mujeres, nada pasó.
Puede ser que ahora todo siga igual si en Guerrero mujeres y hombres no comprenden que la sujeción machista afectará a sus hijas y a sus hijos durante generaciones, como ha sucedido desde siempre.
Volveremos a la mesa y apostaremos de nuevo porque México sólo podrá prosperar si cambiamos nuestros atavismos de género, heredados de antiguas generaciones, esos que aún tenemos sin siquiera darnos cuenta.