Metidos en todo lo que representa el reto presente de la pandemia, la economía y la política, olvidamos lo que viene. Para regresar al futuro basta echar un ojo en YouTube a lo que sucede con dos empresas sobresalientes: SpaceX y Starlink. Los lanzamientos del cohete Dragon 9, son un espectáculo que, aunque parezca absurdo, calman los nervios al final de la jornada.
Cuando vemos el despegue de la nave de SpaceX cargada con 60 satélites, comprendemos lo rápido que le gira el cerebro a Elon Musk. Starlink, su empresa de satélites de comunicaciones, enviará al espacio durante el año los suficientes para cubrir la mayor parte del globo con servicio de internet. En Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda funcionan con resultados sorprendentes.
En México reciben solicitudes de inscripción al servicio. Llegará antes de que termine el 2021. La revolución de colocar hasta 40 mil satélites en una órbita baja (440 kms), dará a todas las zonas rurales del mundo y de México la oportunidad de tener internet de alta velocidad y baja latencia (tiempo en que tarda en llegar la señal del satélite a la Tierra).
En zonas donde no hay internet o el servicio es de muy baja velocidad y calidad, Starlink ofrecerá un servicio de entre 100 y 150 megas de velocidad de descarga y unos 20 megas en la carga. Para miles de escuelas en todo el territorio nacional puede ser un gran salto al conocimiento. La Secretaría de Educación Pública podría transmitir programas y dar acceso a los estudiantes más humildes a los bancos de información y conocimiento que sólo tienen escuelas urbanas en países desarrollados.
El precio para contratar es de unos 13 mil pesos por la antena y 2 mil 100 pesos mensuales de renta. Incluso para empresas resulta un buen negocio si Starlink logra confiabilidad en el servicio, no tanto por el precio sino por la seguridad. Aunque los hackers no respetan ninguna señal ya sea por tierra o por aire, Starlink tiene con los nervios de punta a los regímenes autoritarios como el de Putin en Rusia o el de Raúl Castro en Cuba. Cualquier ciudadano podrá escapar al control político de sus comunicaciones si el único contacto que necesita para entrar a internet es su teléfono y una antena satelital. Qué decir de los países islamistas que prohíben aplicaciones seguras como Telegram o Signal.
Bill Gates recomendó al Gobierno de México olvidar el petróleo e invertir en educación. El petróleo se acaba y la educación puede transformar todo. Nunca había sido tan fácil difundir el conocimiento como ahora. La promesa incumplida de la 4T, de llevar internet a todas las escuelas del país, estará al alcance de la mano con Starlink. Cierto, detrás del avance tecnológico hay amenazas. Los carteles y la delincuencia organizada podrán usar esas telecomunicaciones para mantenerse lejos de la telefonía y el internet local, distantes de ojos y oídos de las autoridades.
Desde ahora es maravilloso ver en aplicaciones de iPhone la trayectoria de todos los satélites que transitan nuestro cielo. La Constelación de 40 mil satélites de Starlink abrirá lazos intercontinentales, transformará las regiones rurales de todo el mundo y será la tercera corona para Elon Musk, el hombre del siglo.