PLANTADO a las puertas del INE, el morenista Félix Salgado Macedonio llevó un ataúd con el nombre de Lorenzo Córdova y amenazó con hostigar a los consejeros electorales ¡hasta en sus casas!, con tal de que le devuelvan la candidatura a gobernador de Guerrero.
SI YA de por sí resulta inadmisible la incitación a la violencia por parte de Morena, resulta todavía más lamentable la respuesta de Olga Sánchez Cordero que hizo un “enérgico llamado” para que el partido y el INE mantengan sus “diferencias” dentro de la legalidad. Es decir, para la titular de Gobernación las bravatas de Salgado Macedonio no sólo son válidas, sino que además el instituto es el que debe darle la mano en señal de paz.
RESULTA EXTRAÑO que una jurista tan destacada confunda amenazas con diferencias. Sería bueno saber si el Gobierno federal tiene previsto cómo garantizar la seguridad de la sesión de hoy en el INE… o si piensa dejarlo expuesto a la embestida del toro.
CON TODO y que hoy es martes 13, la suerte le sonríe a Andrés Manuel López Obrador al revelarse que el priista Rodrigo Medina viene siendo investigado por la UIF desde hace más de un año.
EN SU INTENTO por hacer campaña sin que parezca que está haciendo campaña, el mandatario ha insistido en los últimos días en que Nuevo León ha tenido gobernadores corruptos… y puede que sea cierto. El punto, sin embargo, es que López Obrador no lo dice porque le mueva un auténtico afán de justicia. Ya se sabe que para el Presidente la vara con la que aplica la ley es muuuy flexible.
EN REALIDAD lo que busca AMLO es decirle al electorado su resobado y resabido “no somos iguales”, en un acto de desesperación al ver que la candidata de Morena, Clara Luz Flores, no sólo no va a la cabeza de las encuestas, sino que se desplomó.
Y, AUNQUE Medina no es ningún santo, ya que en su sexenio acumuló hartos señalamientos de irregularidades, resulta curioso que cuando los abanderados de López Obrador están bien posicionados, es porque la 4T es un éxito; pero cuando van perdiendo es por culpa de la mafia del poder, del INE, de los medios, del espíritu santo, de los gremlins…
ALLÁ en Washington se dice que Joe Biden podría nombrar al ex senador Ken Salazar como nuevo embajador en México. La selección resulta más que interesante, pues se trata de un experto en dos temas muy sensibles para el Gobierno mexicano: la exploración petrolera y, paradójicamente, las energías renovables.
EN SU GESTIÓN como secretario del Interior de Barack Obama fue, justamente, cuando se abrió buena parte del Golfo de México a la perforación en aguas profundas e, inclusive, se anunció el interés de compartir con Pemex experiencias y tecnologías. Sin embargo, al mismo tiempo, Salazar es un decidido impulsor de las energías limpias, la conservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, temas que provocan fuerte calentamiento en Palacio Nacional.