Ponemos demasiada atención en lo que López Obrador dice, y menos en lo que hace. Lo último definirá su legado.

Por su amplio mandato en las urnas, si AMLO hubiera sido un poco pragmático y ligeramente capaz de ejecutar una agenda razonable, él y Morena serían invencibles. Afortunadamente para quienes se le oponen, está a años luz de eso.

Su paupérrimo equipo explica su fracaso extremo en todos los frentes. En la historia hubo equipos famosos. Grandes líderes como Lincoln o Churchill se rodearon de políticos rivales que, por reflejo, cuestionarían sus decisiones. La gran diferencia entre el desempeño de Trump y Biden es que este último se rodeó de expertos a los que empoderó, y su desempeño ha sido muy superior al de su antecesor.

AMLO optó por un equipo de ineptos leales, gente sin experiencia alguna en las áreas que les asignaron, salvo un par de excepciones. Los resultados saltan a la vista. El Trío de las Vergüenzas –Nahle, Romero y Bartlett– nada entiende del cambiante sector energético mundial, se nota en las terribles decisiones que endosan y en las monumentales pérdidas que auspician. Es imposible no reír al escuchar al Presidente decir que la producción petrolera de Pemex no aumentó adrede, para contribuir a la lucha contra el cambio climático. Todos sabemos que le encantaría presumir un fuerte incremento en la producción. Simplemente fracasó.

La estrategia de salud es una desgracia no sólo por casi medio millón de muertes por Covid, sino por el resurgimiento de enfermedades como el sarampión, antes casi erradicadas, y por la falta de medicamentos, desde los oncológicos hasta los cotidianos. La educación pública, que ya era mala, ahora se desmorona en manos de sindicatos a los que les interesa todo menos educar a nuestros niños. En materia de seguridad alcanzamos récord en muertes y feminicidios gracias a la brutal ineptitud de Alfonso Durazo, premiado con la candidatura a la gubernatura de Sonora. Como dijo el ex embajador de EU en México, este gobierno les permite libertad de acción a las organizaciones criminales. El combate a la corrupción, emblema de la 4T, ha sido otro épico fracaso en manos de Irma Eréndira Sandoval, epítome de la devota nulidad. Morena se acaba de quedar sin candidatos para Guerrero y Michoacán porque se les pasó notificar al INE (¿o quizá querían esconder a quienes los financian?) de los gastos de precampaña, increíble. Según Raymundo Riva Palacio (El Financiero: “Vuelve a mentir Meyer”), por error de la Sedatu, para la obra de Santa Lucía se apropiaron de 500 hectáreas que no fueron legalmente obtenidas. Y en lo económico, donde sí hay expertos, tuvimos nuestra peor contracción en una generación.

Error tras error; es la marca de este gobierno. Pero esa situación irá de mal en peor. En otra abismal ocurrencia, AMLO redujo la remuneración de los funcionarios públicos y, además, les prohibió participación privada por 10 años cuando dejen el gobierno. Hasta ahora, en entidades que exigen funcionarios con experiencia y capacidades técnicas, como los órganos autónomos (IFT, INEGI, Cofece), éstos se ampararon para evitar les redujeran la paga. Pero cuando sean sujetos a una promoción, o se concursen plazas como manda la ley, esos concursos se declararán desiertos ante la imposibilidad de encontrar gente calificada, dispuesta a trabajar por salarios absurdos, y renuentes a cortar sus carreras después. AMLO buscará llenar esas plazas con sus patiños y, para hacerlo, tendrá que cambiar las reglas existentes.

¿Qué estamos dispuestos a hacer para detener la destrucción de México en la que este gobierno se empeña, por voluntad o ineptitud? Esta semana vimos la importancia de órganos autónomos como el INAI, dispuestos a evitar las arbitrariedades del gobierno. El Trife también nos sorprendió defendiendo la ley, a pesar de las abiertas amenazas del presidente. ¿Y nosotros qué haremos por ellos? ¿Qué riesgos tomaremos?

Como dijo Sabino Bastidas en El País: “‘las democracias no mueren en manos de un autócrata o de un dictador… mueren por la negligencia… de toda una generación”.

@jorgesuarezv

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