Esto no se acaba hasta que se acaba” –Jogi Berra.
Hay preocupación por la Feria, ese evento tan esperado después del confinamiento. La cancelación del festejo en enero pasado fue un golpe duro para todos. Perdieron los comerciantes y los organizadores; perdieron las familias casi un mes de celebraciones y sana diversión.
La epidemia no sólo deprimió la economía, también dio un golpe al ánimo social. Los espectáculos son un bálsamo para el espíritu. Los que disfrutamos en las pantallas no se comparan con cánticos comunitarios en el palenque o un buen juego mecánico que nos deje sin aliento. Todos los años el murmullo y las luces de la Feria se extienden hasta nuestro lugar de trabajo. Este año el silencio y la soledad de oficinas vacías producían la sensación de vivir en una película de terror. ¿A dónde se había ido la vida, a dónde la gente, mientras nuestras páginas se poblaban de esquelas? ¿Todo pasó ya? La respuesta está en el viento. También en la nueva mutación “Delta” (proveniente de la India) que crece como amenaza. Y anuncian en Estados Unidos que viene la mutación “Delta Plus”, como si fuera un modelo de auto o dentífrico mejorado.
Daniel Díaz, nuestro secretario de Salud, tiene la gravísima responsabilidad de decidir si el evento va. Podrá valerse de las opiniones expertas de sus mejores doctores pero al final del día, si hay una tercera ola, si enferman y mueren más guanajuatenses, la carga no podrá compartirla. Digo esto porque no puede ser el Consejo de la Feria, ni Juan Carlos Muñoz, su presidente, quienes tomen la decisión. Tampoco el alcalde Héctor López Santillana y su ayuntamiento. El gobernador Diego Sinhue Rodríguez, lo único que puede hacer es respaldar la determinación del Dr. Díaz.
En Guanajuato capital, San Juan manda pero no obliga a realizar verbenas y festejos populares, fuentes de contagio y riesgo de un posible nuevo brote. Hay que tener paciencia y esperar. Si el estado va bien, si la curva se sostiene plana mientras avanza la vacunación, ¿qué necesidad de exponer a la población?
Para las empresas y el comercio la fuerza de una tercera ola se convertiría en un tsunami. En el corto plazo sufrimos, pero al tiempo la recuperación será más sólida y esperanzadora si contenemos al bicho.
La canciller alemana Ángela Merkel dijo ayer que su país y Europa estaban en “la cuerda floja” por la nueva expansión de la mutación Delta, agresiva incluso con los jóvenes. También dijo que los países pobres, con menor vacunación, podrían sufrir más. Al abrir la Feria, ¿qué porcentaje de los visitantes pueden ir vacunados? Supongamos que el 20% vayan inoculados y que otro 20% lleve inmunidad por contagio. Aún queda un 60% sin protección. Este cálculo no tiene ninguna base científica, pero sin vacunación universal, todo puede suceder.
Por más que separen a la gente, por más que se tome la temperatura a quienes ingresan, siempre habrá un riesgo. Como muestra está Baja California Sur y otros estados donde vuelve con saña el COVID-19.
El Dr. Julio Frenk, experto en salud pública, dice que el virus también tiene estacionalidad. En verano, como estamos más tiempo al aire libre, los contagios son menores. En invierno cambiamos y permanecemos más tiempo bajo techo. Así que podríamos cuidarnos más ahora, para que al final del año estemos preparados con mayor vacunación. Brasil y Argentina, que están en el Cono Sur, no pueden controlar la pandemia. Ni siquiera Chile, que ha tenido una vacunación masiva, puede despedirse de los contagios. Esperemos correr con suerte.