A lo largo de mi vida he intentado identificar a un solo populista o a un comunista amantes de la verdad y he fracasado escandalosamente. Ambos son, por definición, embusteros profesionales. Comencemos por abordar uno de los grandes temas, el bloqueo cubano, en donde las reiteradas mentiras confunden a la opinión pública. Para los no enterados debo comenzar por afirmar que no existe un tal bloqueo marítimo alrededor de Cuba, la isla más grande las Antillas, es decir, no hay barcos americanos bloqueando Cuba, de la misma manera en que no existe un embargo en la forma que lo publica la prensa tendenciosa.
Para comenzar, Cuba exporta 1.2 billones de dólares, en una isla de sólo 11 millones de habitantes, porque una inmensa parte de la población huyó fundamentalmente a Miami en busca de libertad y de prosperidad. Los cubanos exportan 461 millones a China, 127 millones de dólares a España, 65 millones a los Países Bajos, 64 millones a Alemania, además a los Estados Unidos, entre otros tantos más, como Canadá y Rusia. Cuba no está está aislada, comercia con todos los países del mundo, tan lo hace que importan 5.3 billones de dólares al año. ¿Cuál bloqueo?
El 66% del pollo consumido en Cuba, su principal proteína y la mitad de los granos de soya, además de innumerables medicamentos y equipos agrícolas, los adquieren en Estados Unidos. Por si fuera poco, Biden estudia estrategias ágiles e inteligentes para que las remesas enviadas por los cubano-norteamericanos lleguen efectivamente a sus familiares en la isla de Cuba y no las confisque o las disminuya la dictadura, que fundó un banco en Panamá para “tramitar” los envíos de dinero, siempre y cuando no sea en dólares, con los debidos abusos y chapuzas en contra de personas ubicadas al punto de la inanición en la isla. La dictadura retiene cuando menos el 10% de las remesas y pagan con billetes cubanos sin valor alguno. Una tragedia. De esta suerte los tiranos se apropian de dólares para adquirir bienes y servicios en el exterior.
Si las remesas en dólares, monedas fuertes y duras no las disfrutan los cubanos de la isla es porque la dictadura impide que el bienestar llegue a los bolsillos del pueblo.
Cerca de 500,000 turistas americanos visitan Cuba cada año, además de canadienses, italianos y españoles que gozan de instalaciones de 5 estrellas, además de comprar mujeres, niñas muy jóvenes porque la dictadura ha convertido a Cuba en el más grande prostíbulo antillano.
El régimen cubano no permite hoteles privados ni tiendas privadas ni restaurantes privados. El bloqueo interno lo ejerce la propia tiranía, porque antes prohibía la importación de medicinas. A esa situación habían llegado en materia de salud pública. ¿Qué hacer sin medicamentos? Algo parecido, con sus debidas proporciones, a lo que acontece hoy en día en México, con el agravante que imponían un arancel. ¿Cuál bloqueo a medicinas? De nueva cuenta es el régimen que bloquea su acceso a los consumidores. Cualquier país podría exportarlas a Cuba, de la misma manera en que las compañías de internet podrían invertir y operar el internet, pero es la propia dictadura que lo impide porque quieren controlar cualquier movimiento, de modo que todos dependan de los tiranos y sea el régimen el que resuelva qué se debe saber y qué no, cómo saberlo y cuando saberlo. El bloqueo en materia de información también lo impone el propio gobierno para impedir manifestaciones o reuniones callejeras o protestas públicas o privadas.
Los cubanos que salieron a la calle, les rompieron la cabeza, arrestaron a sus hijos, los encarcelaron y a muchos de ellos los desaparecieron por exigir libertad.
Cuba es el ejemplo político, entre otros países, de lo que no se debe hacer en el orden político, económico y social. Declarar, como lo hizo AMLO, que Cuba debería ser patrimonio de la humanidad, constituye una aberración ya que, en realidad, el sexagenario régimen cubano, la sangrienta dictadura cubana, es una vergüenza mundial que es condenada por la mayoría de los gobiernos civilizados con sus muy marcadas excepciones, como, claro está, el mexicano, para nuestro oprobio democrático.
Lo dicho, los comunistas y los populistas mienten.