Todo lo que no tiene cabeza es un monstruo, todo lo que tiene más de una cabeza, también. Es un viejo dicho que ayuda mucho a centrar a una organización en la cadena de mando. Después de escuchar a Marko Cortés que su partido está perdido en 5 de los 6 estados en juego para el 2022, hay algo que tendría sentido para la Alianza VaXMéxico formada por PAN, PRI y PRD: una sola cabeza. Un coordinador con autoridad.
Un hombre con distinguida carrera, casi sin partido, con espíritu conciliador y visión de futuro. Si los tres partidos fusionaran su esfuerzo para competir en el 2022 y el 2024, con métodos democráticos y los mejores candidatos, podrían armar un “trabuco” como dicen los cronistas de futbol.
Para eso se requiere un alto grado de patriotismo y oficio político. Si en cambio diluyen sus esfuerzos, o peor aún, venden sus votos a Morena a cambio de salvoconductos, habrán traicionado a sus electores que en mayoría quieren unidad, no sólo unión entre la oposición, sino un país donde, más allá de ideas y creencias, prevalezca el común amor a todo México.
Quienes han promovido esa unidad son Claudio X. González y Gustavo de Hoyos, empresarios adversarios al Gobierno según el presidente López Obrador. Esa coordinación podría ser temporal con un fin específico: tener el mayor nivel de competitividad.
Si el PRI no quiere y vende sus votos a Morena por temor a que sus líderes sean juzgados, desaparecería porque el resto que le queda de simpatizantes lo abandonaría. El PAN solo no puede porque ya lo dijo su jefe y el PRD no suma mucho.
Después del arresto carcelario de Emilio Lozoya, esperamos mayor presencia de los precandidatos naturales de la Alianza. Ricardo Anaya no podrá ser perseguido o detenido porque las acusaciones son falsas o indemostrables. Un dicho de Lozoya vale menos que 50 centavos en el mercado de las denuncias. Además queda la idea de que pasó año y medio tomando el pelo del fiscal Alejandro Gertz.
Claudio X es aguerrido -podría ser un líder pero le falta-, Gustavo de Hoyos tiene aspiraciones a puestos políticos por tanto queda fuera. La Alianza necesita un gran hombre, intachable y fuera de toda sospecha. Después de la pandemia queda muy en alto la figura de Julio Frenk, el doctor que proyectó con Vicente Fox el Seguro Popular. José Narro Robles, ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud es otro gran mexicano. Doctores que podían dar remedio a la Alianza.
Aunque se escuche repetido y trillado, el país necesita un gran pacto de la oposición para en realidad serlo. Hoy está desdibujada, perdida en pleitos intestinos dentro del PAN y el PRI. Para obtener el poder sus líderes primero tienen que cederlo a la unidad, de otra forma los triturará la maquinaria política de Morena y sus aliados.
El otro ángulo es el de Morena. Alumbrada muy temprano como la candidata oficial, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, comenzó campaña por todo el país; Ricardo Monreal quiere juego abierto y tiene el Senado para operar. Marcelo Ebrard no pierde oportunidad para suplir el agujero político internacional que deja su jefe. Esa carrera puede convertirse en guerra intestina. Escuchamos y vemos a grupos que representan o “están” con uno de los tres. En Guanajuato Morena muestra esa división.
El reto para la oposición es unirse y el de Morena y sus aliados, no destruirse.