El futuro tiene muchos nombres: para los débiles, es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes, la oportunidad&Para Marko Cortés, presidente del PAN, es la derrota. Instalado en una actitud de fracaso, pregona sobre lo que sería la crónica de una derrota anunciada: “Se los digo en casa, la única gubernatura que tenemos posibilidades de ganar, en el 2022, es Aguascalientes. No hay más. Está muy complicado, Durango, Hidalgo, Tamaulipas, Quintana Roo y Oaxaca. ¿Qué más les cuento&?” Con este mal presagio, el líder, con piernas de barro, le conculca a la militancia el derecho inalienable de aspirar al triunfo, de levantar las miras y apuntar alto, porque le arrebata la esperanza y la aspiración al éxito.
Nadie podría negar que esa actitud es la de un perdedor confeso. Además, Marko Cortés le adelantó al gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco que: “El PAN perdería la presidencia en el 2024.” Sin embargo, también le confesó que, “impulsará al gobernador de Guanajuato, como candidato presidencial, y a ver qué se puede hacer.” Ojalá mi gobernador, no se deje llevar por el canto de las sirenas, porque esa supuesta precandidatura, en automático lo haría blanco del fuego amigo y enemigo, no abonaría en nada su relación con el Gobierno federal y Guanajuato pagaría un alto precio político; además, la estrategia de la zanahoria es un truco muy viejo, la está utilizando Marko para conservar los favores de algunos gobernadores.
¿Qué clase de líder puede ser aquel que se asume como ave de mal agüero, en lugar de generar confianza, transmitir alegría, y gestionar esperanza? Difícil saber si peca de ingenuo o de perverso, y quiere mandar a nuestro gobernador, desde ahora, a inmolarse en la derrota que el mismo Marko profetiza. Edgar Allan Poe, representa a las aves de mal agüero, en el cementerio, paradas sobre la lápida de una tumba&
Gustavo Madero, ex presidente del PAN, considera que el mensaje de Cortés fue “una declaración terrible, totalmente desafortunada, que demuestra la debilidad en que se encuentra el partido, la falta de compromiso de su presidente para cambiar las cosas y hacer que el partido recupere la fortaleza.”
Cabe recordar que, ya a Marko Cortés le tocó como dirigente de su partido enfrentar las elecciones de este año para gobernadores en 15 entidades, de las cuales 12 fueron para Morena, dos para el PAN, y el resto para la menudencia, a excepción del PRI que perdió todo y no ganó nada. Lo sorprendente de todo esto es que, ante la pobreza de los resultados, Marko buscara la reelección, falsificando la democracia interna, negándose a la competencia con elecciones primarias abiertas; y, todo, para anunciar la debacle electoral por venir y pregonar la derrota.
Las alianzas del PAN con el PRD han puesto en evidencia el agotamiento de principios doctrinarios de quienes promueven los engendros políticos, con la única finalidad de llegar al poder. El amiguismo, los cerrados círculos rojos, la nomenklatura, los acuerdos cupulares en lo oscurito, las continuas intromisiones del grupo de control y los gobernadores en las decisiones de su partido, han sido comunes exigencias que alejan al PAN de su mística y por consiguiente de su identidad como partido y su imagen ante el gran elector.
Hasta antes de los ochenta, los integrantes de Acción Nacional eran militantes esforzados en mantener una cohesión interna, conservando su doctrina y su perfil. El partido se distinguía por su urbanidad política y su decencia, su mística en la transformación de México. Entonces, los integrantes de Acción Nacional eran militantes esforzados en mantener una cohesión interna, conservando su doctrina y su perfil.
Pero, aquellos eran otros tiempos, nada que ver con lo que sucede ahora en el Partido Acción Nacional. La promiscuidad política campea y Marko no sigue la mística de los principios fundacionales de su partido, sigue la línea que Claudio X. González le traza: “Va por México.” Una alianza para arañar al Presidente, pero un instrumento hueco, sin doctrina, sin proyecto, sin contenido, ni figura carismática que enarbole los blasones. El engreído empresario de marras, que cree que habla desde el Olimpo, se ha constituido en el líder moral de los partidos que integran la alianza variopinta, PRI, PAN, PRD. No sería de extrañar que Marko, también ya le haya ofrecido la candidatura presidencial a Claudio X González, representante de la plutocracia y de sus propios intereses&
La megalomanía del presidente del PAN, no tiene medida. Se obstinó en reelegirse, y no para ceñirle las guirnaldas de gloria a su partido, sino para ser el vocero de la derrota. Sus declaraciones y actitud revelan su pequeñez, su falta de carisma y su pobre espíritu. Éste representa lo absurdo, lo inaceptable, el fatalismo y la sumisión ante el adversario. Le quedó muy grande el albiazul. Es suicida ir con este oscuro personaje a la Gran batalla en el 2024; en estas circunstancias, ya perdió la batalla, antes de la guerra, solo le queda rezar.