Como ninguno de los 2 años anteriores, este año 2022, inicia ya con dificultades, en la salud, en el trabajo, en el estudio y en la economía.
Primeramente la pandemia que no cesa y se acelera con nueva variante, aunque menos letal, te inactivas de 10 a 15 días, por los síntomas y el necesario reposo y aislamiento. Su rápida forma de contagio, multiplicándose de forma exponencial se prolongará mínimo hasta marzo.
Enseguida habrá ausentismo laboral por incapacidades, bajará la producción, el comercio se contraerá nuevamente, aun cuando sea por menor tiempo; volver a clases presenciales no será posible a corto plazo, por lo que las actividades de consumo alrededor y cercanía de los planteles escolares y universitarios, seguirán disminuidos.
Y de la economía en general, pues ni hablar, sólo quienes tengan un trabajo seguro, de planta, de base, en el Gobierno o en las empresas consolidadas, podrán estar seguros de sus ingresos, los demás tendremos que desplegar más esfuerzos para asegurar ingresos suficientes, por lo cual deberemos cuidar bien nuestro gasto, si tenemos algo de ahorro, evitar su despilfarro, solo tocarlo cuando fuera muy necesario; evitar también cualquier endeudamiento innecesario, evadir todas las ofertas de crédito de bancos, tarjetas, cajas populares, cooperativas, tandas, empeños, etcétera, que podrían ser impagables.
Tantas calamidades se acumularán a los gastos ya vencidos en este mes de enero, tales como el impuesto predial con incremento a los bienes inmuebles; pagos de primas de seguro de gastos médicos, de vehículos y de vida; mantenimiento en sus departamentos, condominios, clusters o fraccionamientos; refrendo estatal por los vehículos; y quienes ya gozan de algún crédito hipotecario o de consumo normal, pues los pagos seguirán durante el año.
Seguramente volveremos a reducir las comidas y cenas en lujosos o no tan lujosos restaurantes y hacerlo en casa, si acaso algún cafecito con las amistades o parientes; disminuir la compra de comidas a domicilio y los sábados y domingos cocinar en casa; al fin de cuentas serían ahorros. Suprimiremos algunos otros gastos superfluos, como viajes, clubes, etcétera. Al menos tendremos que hacerlo durante estos primeros cuatro meses, después ya veremos. Ah! Y de la Feria de León, Palenque, Velaria y Corridas de Toros ¡allá ustedes!
En materia jurídica y para los compañeros abogados que nos leen, desafortunadamente el panorama será más complicado, ya que ante un incremento mayor de contagios podríamos tener nuevas suspensiones de labores en Juzgados y Agencias del Ministerio Público, o bien reducción de atención presencial y sólo con previa cita, lo cual haría más lenta la procuración e impartición de Justicia, como ya lo hemos padecido.
En síntesis, no podemos lanzar culpas sin ton ni son; ni renegar de Dios atribuyéndole estas calamidades. Algunos la agarrarán contra los gobiernos de cualquier nivel o índole, o quizás los más esotéricos atribuirán las situaciones al karma, al destino y perenne desgracia de los mexicanos; pero estarán equivocados; son fenómenos de la evolución y de la naturaleza, la pandemia de Coronavirus que nos agobia desde hace dos años, y sus lógicas y entendibles consecuencias; congratulémonos de que tuvimos vacunas muy a tiempo, de que gozamos de un sistema global de comunicaciones que nos mantiene informados y alertas.
Nuestra posición y acción, debe ser la de cuidarnos; acatar las disposiciones y recomendaciones sanitarias; trabajar en este entorno lo más posible y optimizar nuestra economía. Todo pasará y retornaremos a la normalidad. Preparémonos como el proverbio chino: “Cava el pozo, antes de tener sed”.