A convocatoria de Julián Malo, junto con un grupo de amigos, conocí a Gustavo Rébora en el 2007, ¿el objetivo?, proteger a Celaya desde los liderazgos ciudadanos.

Dos características llamaron mi atención sobre Gustavo, una sonrisa bonachona y una actitud de servicio para enfrentar los problemas de Celaya, a partir de ahí fuimos amigos, no podía ser de otra manera, teníamos objetivos comunes, el gusto de vivir sirviendo y sueños compartidos.

Los caminos que recorrimos juntos fueron pocos pero enriquecedores; reuniones y desayunos de trabajo con amigos y compañeros que compartían nuestras inquietudes sobre seguridad, música, arte, educación, impulso a la economía en Celaya, combate a la pobreza y reconstrucción social en el municipio y sus comunidades para tener una sociedad alegre y progresista que fundamentara su futuro en el trabajo productivo y la convivencia en un entorno de paz y tranquilidad.

Todas las reuniones estuvieron enmarcadas por su buen humor y por compartir su sueño de hacer un “Centro Histórico” en Celaya que, lleno de turistas y ciudadanos, fuera lugar de reunión y convivencia durante el día y la tarde noche. -¡Tenemos que hacer de Celaya una ciudad segura!, decía mientras compartía su ilusión de ver de nuevo a la gente caminar y reír por las calles de Celaya a cualquier hora.

Estoy triste y confundido, por un lado extraño el amigo, sus charlas y el compartir el pan calientito recién salido del horno en las instalaciones de su proyecto turístico en el Centro de Celaya; pero por el otro me siento afortunado de, en este espacio de tiempo que llamamos vida, haber tenido la oportunidad de conocer y compartir con un buen amigo y ciudadano ejemplar; como dice el poeta: Tanto espacio, tanto tiempo, tantos mundos y coincidir& ¡Descanse en paz Gustavo Rébora!& ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

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