En política, principalmente a la mexicana, no darse cuenta de la forma y el fondo como se realiza, es perder la oportunidad de escalar.
Todo, en tal actividad, tiene sus bemoles que deben ser entendidos y adivinados, en tan importante tablero de ajedrez.
Eso viene al caso por los movimientos que realiza Arturo Monreal, político zacatecano, para ubicarse en la cercanía de la candidatura a la Presidencia de la República, por Morena.
Le impactó que AMLO, en una acción no bien calculada pero emocional, a tres años de su gobierno, destapara prospectos, entre los cuales se encuentra una mujer, para sucederlo en el cargo de la Primera Magistratura y a Monreal Avila no lo mencionara.
El omitido brincó de inmediato, para sumarse, él por su cuenta, a la lista.Supuso, tal vez, que la no referencia había sido un lapsus de con quien, presume, lleva décadas proyectando y dándole impulso a la 4T.
El que encabeza una familia zacatecana, propietaria política de esa entidad y que actúa como coordinador en el Senado, procedió luego no para hacer un reclamo, pero sí a efecto de mostrar una grave omisión de quien destapó las corcholatas.
Las neuronas seguramente le recordaron al personaje de referencia, que casi todos los enlistados, están políticamente en índices menores que él. Luego al no referirlo su amigo, era olvido que pronto debía subsanarse.
El solito se comenzó a mostrar a efecto de enlistarse. Movió grupos de Morena a su favor o sea con sus ideas; una, la principal, que en la próxima nominación de la candidatura presidencial no sea ese paso realizado por encuesta, sino con elecciones primarias -como se hace en Estados Unidos-.
La aportación del morenista no provocó el más mínimo escozor, en ese su partido, porque en realidad lo han dejado, oficialmente, que se vaya por un ladito, tangencialmente, sin rozar siquiera el círculo de las decisiones, que proceden básicamente de ya sabemos donde.
Lo curioso, dentro de la realidad política del México de hoy, es que este personaje actúa aparentando no entender que ya no está, para un futuro a menos de tres años vista, cerca del elemento decisor.
¿Por qué cayó en ese vacío, este político?. Apoco ni él mismo lo sabe. Lo que sí entiende es que bajó del círculo rojo.
Y sigue picando piedra sin darse cuenta que si pone peñascos en el camino de Morena, le puede ocurrir lo mismo que a Porfiro Muñoz Ledo. Olvidado que el poder central está, hoy más que nunca en Palacio Nacional, se atrevió a marcar pautas y hasta a criticar, como en un autoanálisis, la política migratoria oficial. ¡Y zas!, que le cae el guadañazo. Marginado per secula seculorum. Aunque buscó que le dieran agua de Celiz, para ir otra vez de diputado federal, lo que le dieron fue un cerrojazo. Hoy, con todo lo que aportó a ese y a otros regímenes, Porfiro solo adereza columnas de algunas publicaciones.
Si Monreal continúa, aunque sea sin una confrontación ríspida, jalando la sábana de Morena, va a provocar que le cierren el poco espacio de que aún dispone para actuar.
Dentro de su realidad y dado el autoritarismo que hoy impera desde el poder central, le conviene recordar, si quiere mantenerse vivo políticamente, como decía el marqués de Galves: a los súbditos les conviene callar y obedecer.
Eso más cuando a las fichas que maneja AMLO, se ha sumado la otra proveniente de Tabasco y situada en Gobernación, que ya hasta la oposición elogia porque es suave y “sabe dar el avionazo”.
No cabe duda que, en tratándose de política, en México siempre hay mucho que aprender.
NOTA MARGINAL. Don José Arturo Sánchez Castellanos. No se preocupe por lo fijadito que soy en lo que escribe.¡Y en su trayectoria política!. Siéntase mal como decía mi maestro Vicente Leñero, cuando a nadie le interese lo que dice y hace.