Ataques
Fue en una audiencia sobre libertad de prensa, celebrada en la Cámara de Diputados hace casi 15 años, cuando AM expuso los ataques que sufría de parte del Gobierno de Guanajuato, que en aquel entonces encabezaban Juan Manuel Oliva y Gerardo Mosqueda. La misma mañana, un directivo del Imparcial de Hermosillo nos habló del caso de uno de sus periodistas, desaparecido en 2005: De Alfredo Jiménez Mota jamás se supo más y en diciembre del año pasado, el Gobierno de México aceptó su responsabilidad en aquella tragedia.
Han sido estos los dos niveles de ataques, que desde luego no se pueden comparar por sus consecuencias, a los que se enfrentan medios de comunicación y periodistas en nuestro País y muy temprano se han manifestado en 2022.
El 12 de enero fue asesinado a puñaladas en Veracruz el comunicador José Luis Gamboa Arenas y, de acuerdo con el gobernador del estado, Cuitláhuac García Jiménez, la principal sospecha es que su muerte fue consecuencia de su trabajo.
Y cinco después mataron de un balazo en Tijuana al fotógrafo Margarito Martinez Esquivel, un símbolo del oficio en aquella ciudad, de acuerdo con los testimonios, “excelente ser humano, periodista gráfico y compadre”, como lo definió Adela Navarro Bello, la directora del semanario Zeta.
Los crímenes desataron la condena no solo del gremio y activistas, sino también de la embajada de Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea, que exigieron el esclarecimiento de los hechos, que como sabemos es poco frecuente en estos casos.
Y mientras tanto, en el otro plano, el de las presiones económicas y legales, la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión expresó su desacuerdo contra la decisión de la Suprema Corte de Justicia de obligar a los concesionarios de radio y televisión a diferenciar entre información y opinión, un fallo que no solo parece indicar que las señoras y los señores Ministros son ajenos a lo que se difunde sino que ofende a las audiencias, a las pretenden guiar como a niños en el kínder. El tema dará mucho de qué hablar.
Nuevo amanecer en Chile
Más allá de haber nombrado a 14 ministras, el gobierno del joven presidente electo de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, estará para siempre marcado por las mujeres.
Superado en la primera vuelta electoral por el ultraderechista José Antonio Kast, su campaña dio un giro radical con la incorporación de Izkia Siches, una médica infectóloga de 35 años -la misma edad de Boric-, quien renunció a la Presidencia del Colegio Médico para recorrer todo el País acompañada por su bebita: descartó basar su estrategia en las redes sociales, alentó el contacto con los votantes y llevó a su amigo al poder.
Ahora será la primera Ministra del Interior en la historia del País.
Otro nombramiento con gran simbolismo fue el de Maya Alejandra Fernández, nieta de Salvador Allende, el presidente izquierdista depuesto y asesinado por militares traidores en 1973. Sobrina de la escritora Isabel Allende, bióloga que vivió exiliada en Cuba durante 17 años, Fernández será titular de la defensa, un cargo que ya ocupara Michelle Bachellet, que luego fue Presidenta de Chile en 2006.
Un síntoma más de la transformación que espera a Chile fue la designación de Camila Vallejo como ministra Secretaria General de Gobierno. Dos veces diputada por el Partido Comunista, Vallejo se hizo mundialmente famosa por su papel al encabezar las movilizaciones estudiantiles de 2007, que buscaban hacer más accesible la educación superior. Luego pasó a la política formal y ahora está en el Gobierno.
Finalmente, la pareja de Boric, Irina Karamanos, aceptó convertirse en la Primera Dama a partir del 11 de marzo, cuando tome posesión su novio.
Karamanos, de 32 años, encabeza el frente feminista del partido Convergencia Social y había mostrado su reticencia a ocupar el cargo, aunque ahora ha prometido que será transformado, lo que no ha evitado algunas críticas por su decisión, como la de Karina Nohales, líder de la Coordinadora 8M, que reúne a las agrupaciones feministas chilenas, quien señaló que era un buen momento para terminar con ese rol y asignar sus funciones sociales a personas ajenas al entorno familiar, como por lo demás ocurrió durante los dos gobiernos de Bachelet.
Como sea, el mundo espera con expectación lo que ocurra en Chile, con un Presidente tan joven que asegura emprenderá cambios de fondo en un País cuyos reclamos tomaron por sorpresa al mundo.
Un viejo amor
Conozco a fondo ese amor y la devoción que requiere. Seis mudanzas he realizado con decenas de cajas a cuestas con tal de conservar conmigo mis cientos de acetatos (ahora les dicen vinilos, todos los llamábamos acetatos cuando adquirí los que tengo).
Recuerdo que fue en un documental sobre el grupo británico The Who donde me enteré que fue en 1968 y 1969 cuando gracias a los artistas de rock, por primera vez se vendieron en el mundo más discos LPs (longplays, de 12 pulgadas) que “sencillos” (de 7 ½ pulgadas y por lo general dos canciones), lo cual en aquel momento suponía una especie de reconocimiento -del público y de la industria- a la seriedad y los alcances de los músicos que habían desarrollado aquel género.
La situación se mantuvo por cerca de 20 años, hasta que aparecieron los CDs. Las discusiones sobre la calidad de uno y otro formato han sido enciclopédicas -y se expandieron desde la aparición de los archivos digitales-, pero frente a quienes defendían la comodidad de los nuevos discos por su menor tamaño y su presunta eterna duración -que resultó falsa-, siempre estuvimos los que exaltábamos las bondades de una buena pieza de cartón, el despliegue de letras y fotografías en aquellos impresos que los acompañaban.
Todo fue inútil y el CD no solo se apoderó del mercado, lo que hubiera sido una consecuencia lógica de los gustos de la audiencia, sino que los acetatos desaparecieron. Conservar una buena tornamesa y disfrutar nuestra colección de tantos años pasó a convertirse en una especie de ceremonial caído en desuso, aunque con los años la producción de los ahora vinilos comenzó a incrementarse.
Ahora la venganza se ha consumado. De acuerdo con la RIAA, la asociación de la industria de Estados Unidos, “por primera vez desde 1986 los ingresos generados por los LP superaron a los de los CD. En la primera mitad de 2021 se vendieron un 27% más que en el mismo periodo de 2020”. Por supuesto, son operaciones marginales comparadas con el consumo del streaming, que concentra 83% del total.
Nos enteramos de todo esto no solo porque Adele ha elaborado 500 mil LPs de “30”, su más reciente trabajo (“Thriller”, de Michael Jackson vendió 50 millones en 1982, hace 40 años), sino porque el dislocamiento de la producción y el comercio mundiales han afectado al sector de los vinilos, que padece por la escasez de plástico y cartón. En fin, si faltan microchips, que tarden un poco más en producirse los discos no parece tan dramático, la revancha llegó ya.
¿Qué ver, qué leer?
Al alcance de sus seguidores está desde el viernes la cuarta temporada de “Ozark”, una historia de mafiosos, prestanombres, lavadores de dinero y, faltaba más, narcos mexicanos.
Aunque pienso que desde la segunda temporada el argumento sufrió el calvario de parecerse a tantas otras historias sobre el tema -que además se inspiran en hechos reales- esta producción ha conseguido al menos mantener el interés que hace que, si gustas de series sin demasiada trascendencia, valga la pena ver esta, que se despide con estos capítulos.
MCMH