Esta semana, el 20 de enero, cumpleaños de nuestra querida ciudad, Ale nuestra Alcaldesa, inauguró una etapa innovadora en el estilo de gobernar: al proceso de consulta ciudadana, le continuó la construcción de un “presupuesto participativo”, esto es, una estrategia en la que el pueblo pudo opinar sobre la asignación de los recursos financieros municipales. León tiene tres años sin inversión federal y sostiene obras solo con la participación estatal y los ingresos municipales, que, aunque reducidos, permiten que esta ciudad siga viva.
Este mecanismo viene en lo que en general, es la democracia directa, esa que metió a la vida nacional nuestro Presidente AMLO, pero circunscrito aquí a conocer las prioridades presupuestales del municipio. Aunque no es ley, sí es una actitud, el que el Ayuntamiento, nuestros representantes populares, escuchen a la ciudadanía en su votación, en este primer ejercicio con centros de votación.
En México, la cultura de participar en procesos democráticos tiene correlación con el nivel educativo; por ello, en los núcleos urbanos de las grandes ciudades, se da paulatinamente un número importante que acude a las convocatorias. La Ciudad de México y Guadalajara, son las que tiene porcentajes más altos, dada su escolaridad y cultura política. Aun así, la consulta del revocatorio del Presidente de la República, que será en abril, tendrá lamentablemente porcentajes de votación menores al 20% de la lista nominal de electores.
Por ello, no podemos todavía esperar una alta participación en procesos participativos como el de este 20 de enero en la ciudad, pero éstos paulatinamente se incrementarán en la misma medida en que la ley nos permita el uso de las urnas electrónicas como las que ya hemos probado en el INE, lo que haría más rápidas, auditables, económicas y confiables, las elecciones que tienen moldes del siglo pasado.
Padre que el gobierno municipal nos haya invitado al INE (Instituto Nacional Electoral) para participar en el diseño y puesta en marcha de la votación que se hizo el 20 de enero, pues así se inicia una etapa nueva, para que la ciudadanía pudiera dar sus puntos de vida en los 7 distritos de la ciudad sobre prioridad de obras, así como en las obras que son para toda la ciudad.
Veremos en los próximos años, -así como Guadalajara y Monterrey han logrado, “distritar”-, a León concretar la posibilidad de tengamos “delegados” propuestos por la ciudadanía, para coordinar las iniciativas de inversión y administrar las realidades de las zonas tan diversas de nuestro querido León. Esto permitiría en una ciudad que alcanzará los 2 millones de habitantes mientras se acerca a la celebración de sus 450 años, a que esté más viva, en la medida en que las y los leoneses exijamos, comprometamos y participemos.
La ciudad tiene cantidad de desafíos que se pueden alcanzar si se encuentra la forma de que la ciudadanía sea involucrada. Actualmente, -como lo que he descrito en este espacio por décadas-, los Consejos de la ciudad tienen una total sobre representación empresarial, sin presencia del pueblo, de las mayorías, que nunca han tenido acceso a esos espacios de decisión. El principal desafío social de León en mi opinión, es la enorme brecha de desigualdad social que han medido el CONEVAL y el INEGI, que tiene como origen la pauperización de los salarios y que arroja a miles a la desesperanza y en el caso de muchos, a la delincuencia.
Para seguir construyendo estas innovaciones, hijas de una generación de una joven como Ale, ella requeriría ir por más: realizar una consulta popular sobre algún tema crucial para León como el agua; levantar una plataforma para seleccionar como funcionarios a quien la ciudadanía proponga; digitalizar un sistema de sondeo ciudadano; meter a sondeo a quienes coordinen los 7 distritos; sondear nombres a espacios públicos como calles y bibliotecas; todo, en una manera diferente de tomar decisiones.
León no puede sostener, ni la administración panista, que sean siempre los mismos hombres del dinero, quienes se posesionan por décadas de los Consejos claves de la ciudad, ya sea para planear, para hacer obra pública o para administrar nuestra Feria. El tsunami AMLO trajo una manera distinta de tomar decisiones pensando todo “desde abajo hacia arriba”, no al revés. Si Ale combina las estrategias disruptivas como el “presupuesto participativo”, con una mirada desde las mayorías, trascenderá en una manera diferente de gobernar.