La semana pasada se llevó a cabo la primera consulta pública para que los ciudadanos decidieran las obras que quieren que el Gobierno Municipal lleve a cabo en sus colonias, delegaciones y en la ciudad. Ahora ya con los resultados, vale la pena analizar si esta iniciativa fue exitosa.

Desde el punto de vista del número de ciudadanos que acudieron a votar, que fue de casi 9 mil, y comparado contra el objetivo que era de 17 mil, evidentemente el resultado es no es exitoso.

Pero no debe preocupar que este primer ejercicio no haya salido como se esperaba, sabemos que las grandes obras y los grandes líderes y genios, tuvieron tropiezos y aprendieron de ellos hasta convertirse en expertos. Es preferible la crítica por haberlo intentado, que el silencio por no hacer nada.

Un claro ejemplo es el Festival del Globo, que empezó con 20 aerostatos y ahora tiene 200. Otro ejemplo es la feria de León que antes era polvorienta e improvisada y ahora es un gran evento popular de nuestro municipio; si cualquiera de sus fundadores y promotores hubieran claudicado a la primera, hoy en día no tendríamos esos dos magnos eventos en León.

Claro que todo es perfectible: el formato, los alcances, la logística, la difusión, las obras, etc., sin embargo, la experiencia servirá para que el próximo año supere al anterior y así sucesivamente.

Este ejercicio es valioso porque permite escuchar la voz de la ciudadanía y la involucra en el ejercicio de la gobernanza, lo que abona a cambiar la “creencia” de que la única obligación cívica de los ciudadanos es votar y después de ello dejar todo en manos de los gobernantes, en vez de involucrarse e incidir en el rumbo de la ciudad.

A pesar de ello, creo que SÍ debemos replantear lo que se pone a consulta, pues considero que este mecanismo de participación solo debe limitarse al ejercicio del presupuesto participativo en el que los ciudadanos deciden las obras de su colonia, barrio, etc. de manera que puedan decidir si quieren un parque, una comandancia, una pavimentación, una mini deportiva, entre otros, pues son ellos quienes conocen mejor que nadie las necesidades de su entorno cercano.

Pero me parece que NO debe incluirse más en este proceso a las grandes obras de ciudad, pues esas deben ser validadas y sobre todo priorizadas por el Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN), considerando su impacto social de acuerdo a los datos demográficos y características técnicas.

Es evidente que, si las obras se hubieran seleccionado por su importancia en el IMPLAN, el Hospital Público Veterinario no habría estado en la lista, sin embargo, no podemos dejar de reconocer que es un proyecto importante, dado que atiende necesidades que no se había sensibilizado en el pasado.

Un hecho es que tenemos que aprender de este primer ejercicio y no repetir los errores; cada año deberá de generar mejores resultados, limitar la consulta a las obras en las colonias y dejar las obras de ciudad para las instituciones y organismos de planeación, solo así se logrará la consolidación del modelo.

Ese es hoy el principal reto y debemos tenerlo muy claro, ya que si no lo hacemos, corremos el riesgo de caer en el descredito que hoy en día tienen las consultas “patito” del Presidente de la República, quien ha hecho de este ejercicio una vacilada que solo convence a sus incondicionales, pero que a cualquier persona con uso de razón le parece una serie de ocurrencias populistas que solo genera rentabilidad electoral, pero fractura las instituciones y merma la confianza de la población.

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