El cambio en General Motors

Ya el tiempo nos dirá en qué sentido lo haremos, pero esta semana que pasó será recordada por la elección sindical en General Motors y por el triunfo del Sindicato Independiente Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Industria Automotriz (SINTIIA).

Todos los indicios apuntaban a que sería así, pero lo que sorprendió a muchos fue lo abultado de la victoria, una muestra inequívoca de la convicción de los trabajadores de buscar nuevos caminos en su relación laboral con la empresa.

Justo antes del proceso, el diario más importante del mundo, The New York Times, publicó un análisis que mueve a la reflexión. Aunque recoge acusaciones que ya la compañía automotriz ha negado en repetidas ocasiones, como la de que se impide a los trabajadores ir al baño, resulta un útil repaso de las condiciones que imperan en la industria en Guanajuato y del proceso que desembocó en el resultados que conocimos el jueves.

Cuando en abril las autoridades suspendieron el proceso interno por los indicios de las irregularidades cometidas por el grupo afín a la CTM, abrieron la puerta para que la administración de Joe Biden interviniera y pusiera en marcha el mecanismo de resolución de conflictos laborales que se estableció en el nuevo tratado comercial norteamericano.

Todo lo que siguió llevó a lo que ocurrió esta semana. En sus primeras declaraciones después del resultado, los líderes del sindicato reiteraron sus promesas de mejorar las condiciones de sus compañeros y señalaron algunos de los factores que seguramente llevaron al hartazgo de los trabajadores, como el cobro de una cuota sindical impuesta a los pagos que la empresa realizaba durante los paros técnicos.

Ahora tendremos qué ver hasta donde están dispuestos a llegar los dirigentes sindicales y la empresa en esta nueva etapa. Alejandra Morales, secretaria general de SINTTIA, quien trabaja preparando carrocerías antes de que entren a la cabina de pintura, dijo en septiembre a Expansión:  “Tampoco vamos a exigir cosas que sean imposibles de cumplir, vamos a pedir lo que es justo”. 

El sindicato “busca ser una alternativa a la CTM, que representa a prácticamente todas las plantas armadoras instaladas en el Bajío, incluyendo las de BMW y General Motors en San Luis Potosí, la de Honda en Celaya y la de Mazda en Salamanca”, señalaba aquel análisis. 

Veo en un interesante estudio publicado hace 40 años (“El sindicalismo en el sector automotriz”, de Ian Roxborough) que la experiencia gremial en General Motors se remonta a 1937 y que durante mucho tiempo se distinguió por su elevada participación y, en el caso de la planta de  la Ciudad de México,  por la resistencia de la CROC a las prácticas de la CTM, que dominaba en cambio la planta de Toluca. 

En mi juventud fui vecino de aquella planta, en la avenida Ejército Nacional. En una parte del terreno que ocupaba están actualmente las oficinas de la firma automotriz. Y recuerdo haber visto varias veces la fábrica cerrada, las banderas rojinegras, los piquetes de huelga. ¿Comienza una nueva etapa para la industria automotriz en Guanajuato? No tardaremos en saberlo.

Dirigentes del Sindicato Independiente Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Industria Automotriz. Foto: AM/Sebastián Martínez

El Gobernador y la seguridad

No tiene caso extenderse, el tema se trata hoy a fondo en La Olla de AM, pero supongo que el exabrupto del gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo con los periodistas que buscaban hablar de la inseguridad que aqueja a Guanajuato, es un buen termómetro de la desesperación de las autoridades por su incapacidad para resolver en problema de la violencia en Guanajuato.

Y es que después de la buena noticia de que en enero pareció consolidarse la reducción de los homicidios dolosos, la semana trajo una sucesión de tragedias que demuestran que una solución de fondo está muy lejos todavía. 

Basta ver el caso de León para entenderlo. Como AM ha señalado mes tras mes, desde el cambio de administración municipal se había producido una reducción sostenida de los asesinatos, que en enero ascendieron a 40, menos de la mitad de los que hubo en septiembre del año pasado, en el último mes de los seis años de Héctor López Santillana. Pues bien, en los primeros cinco días de febrero ya se acumularon 13 nuevos casos.

Y aunque uno entiende las dificultades de prevenir los ataques, hay muy pocas noticias acerca de investigaciones o detenidos por todos estos sucesos. Éxitos policiales como el anunciado el sábado por la Fiscalía, fruto del seguimiento de las redes sociales, son más la excepción que la regla e incluso se difunden de forma errática: desde el miércoles, luego de su tropiezo en Celaya, el Gobernador habló de la captura de presuntos delincuentes relacionados con las matanzas en Silao, pero fue hasta el sábado que tuvimos algunos detalles sobre el caso.

El Gobernador en Celaya, el miércoles. Foto: AM

¿Qué ver, qué leer?

El Séptimo Círculo fue una inolvidable colección, creada por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, dedicada a la difusión de la novela policíaca. Veo que surgió en 1945 y que a Borges le costó mucho emprender el proyecto, pues el género tenía poco prestigio en aquel entonces.

Recuerdo con emoción como en los últimos años de los sesentas, mi padre solía comprar los viernes dos de aquellos pequeños libros y el reto que nos hacíamos de leerlos y compartirlos durante el fin de semana. Con frecuencia fallaba yo y no llegábamos a la meta. 

Como sea, conservo hasta la fecha decenas de aquellas novelas, que despertaron mi pasión por el género, hoy por cierto adormecida. Pero no tanto como para que no comprara hace años, entre las ofertas de una Feria del Libro leonesa, un gordo volumen de una obra alemana, que apenas hojeé, al darme cuenta de que era una desafío mucho más serio que el de aquellos accesibles volúmenes de mi juventud. Quedó para después, como tantas otras lecturas.

Ahora, gracias a la televisión, descubro que aquel tomazo es una de las obras que llevó a la producción de la que veo por todas partes llaman la serie de televisión más cara de la historia: Babylon Berlin.

Listo para completar en cuanto pueda la colección de libros -y con la esperanza de tener ocasión de leerlos- disfruto mientras tanto de una creación de gran calidad, situada en Alemania en la época entre las dos guerras mundiales y que a partir de investigaciones policiacas, nos sitúa en el complicado escenario que desembocó en el triunfo del nacionalsocialismo en aquel País, con las terribles consecuencias que todos conocemos.

Las movilizaciones comunistas, en una escena de la serie. Foto: Europa Europa

Posdata

Viejos los cerros. El desafío de Neil Young puso en aprietos a Spotify, que perdió valor como empresa y se vio orillada a censurar algunos de los episodios más polémicos de Joe Rogan.

Y con esto terminamos este repaso semanal.

Mis mejores deseos para ti, apreciado lector, espero tus comentarios y, si te parece que vale la pena, que compartas estas líneas.

Nos leemos el domingo próximo.

MCMH

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *