Nuestra Alcaldesa tomó una decisión que muestra lo que puede hacer el corazón humano latiendo con quienes menos tienen: hacer gratuito lo público. Sin duda, gobernantes féminas tienen muchas veces como ventaja el gobernar cuando son sensibles al sufrimiento y a las necesidades. Seguramente, no fue sencillo abrir el zoológico y hacerlo gratuito en fin de semana; seguramente pedirá que, por fin, se abra Explora y tomará decisiones basadas en el sentir de la gente y no de sus Consejos Directivos.
Paso a explicar: buscando la eficiencia presupuestal, en cantidad de ciudades mexicanas como la nuestra, fuimos privatizando lo público y pareciera que, sin darnos cuenta, fuimos excluyendo a las mayorías de los servicios públicos. En extremos, tenemos a ciudades como mi amada Puebla, donde el servicio de agua es privado o en otras, donde se concesionan los servicios públicos con argumentos de insuficiencia presupuestal. El servicio de transporte público en general, está privatizado en el País a través de concesiones a particulares, donde los gobiernos locales no pueden hacer mucho en favor de las mayorías. Los parquímetros aparecen como concesión de particulares y el servicio de limpieza corre la misma suerte cuando los municipios no toman el liderazgo para evitar que surjan concesiones leoninas como las que tuvimos en León hace pocos años.
Pero cuando diseñamos esquemas para los espacios públicos, logramos crear modelos público-privados para rescatar áreas naturales, parques y cuerpos de agua. En León particularmente, la creación del parque Metropolitano, el Zoológico, La Feria, Explora, reflejan un modelo de participación ciudadana para administrar y sostener espacios para que el pueblo los use, pero que con el tiempo fueron perdiendo la esencia del “sentir con las mayorías”, pues sus Consejos Directivos nunca han tenido a representantes populares, sino solo empresariales. La ausencia de representantes verdaderamente sociales hizo perder el sentir de los más pobres.
Eso nos fue llevando con el tiempo, a dejar de sentir con la mayoría de leoneses, -oficialmente, el 55% que vive en condiciones de pobreza-, y a tomar decisiones que fueron excluyendo la mirada que tienen los sectores sociales más vulnerables. Sí, pues lo volveré a decir mientras tenga vida: a los Consejos de toma de decisiones de León, no entran representantes del pueblo, solo de las élites y con ello perdemos la óptica de la precariedad, de la escasez. Hemos logrado organismos eficientes, sí, pero a costa de perder la sensibilidad sobre lo que piensan y sienten los pobres. Por eso, la instrucción que dio Ale Gutiérrez de ofrecer los espacios municipales a policías y sus familias, así como a la ciudadanía en los fines de semana, es valiente y muestra, en mi opinión, la diferencia de cómo siente una mujer lo que requieren las mayorías. No es un asunto de que bajen los ingresos de los organismos municipales, sino de que aprendamos, por fin, a sentir con quienes laboran toda la semana en fábricas, picas, comercios, casas habitación, y que nunca han visitado estos lugares.
Los espacios del municipio son de la gente, no de los Consejos empresariales. Abrirlos, por fin, aunque se saturen, es una obligación moral que clamaba al cielo. En León el 18% de ciudadanos que vive en pobreza extrema, se acerca a la ciudad solo a trabajar, en jornadas de más de 40 horas y circula en búsqueda del sustento de sobrevivencia y nunca ha conocido estos espacios. Con la decisión que tomó Ale, se incrementará el gasto de los organismos, sí. Bajarán los ingresos probablemente, sí. Pero habremos cumplido una obligación solidaria que teníamos hace décadas con la mayoría de leoneses que no conocían ni disfrutaban estos espacios.
La clase trabajadora vive una realidad que las minorías desconocemos. En esas viviendas y colonias se sobrevive con las limitaciones que hacen difícil enfrentar el alza del transporte o pagar la entrada a Explora o a un juego de la Feria o al Metropolitano. Tener cerrado por años Explora, tiene un costo social enorme para amortiguar la crisis cognitiva de los pequeños leoneses. Que nuestros pequeños miren de lejos sin gozarlos por no tener 50 pesos para subirse a un juego de la Feria o no tener la posibilidad de que sus ojos reflejen el cristal de la Presa del Palote y no poder visitar el enorme zoológico de la vida, era algo que no sabemos comprender las minorías que decidimos todo en nuestra amada ciudad. Felicidades a Ale, que sintió con las mayorías y abrió gratuitamente los fines de semana los espacios públicos, como lo pidió la gente en las consultas públicas.