Así como el 27 de junio de 2004 es recordado por el despertar de la sociedad civil en la “La Gran Marcha Blanca” contra la inseguridad pública en la Ciudad de México, lo ocurrido este viernes 11 y sábado 12 de febrero en las redes sociales marca un antes y después en la defensa de la libertad de expresión por parte de los ciudadanos.

Hace casi 18 años, capitalinos vestidos de blanco salieron a las calles a manifestarse de manera silenciosa en contra de los altos niveles de criminalidad y la incapacidad para resolver el problema de las autoridades encabezadas por el entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.

Aun con el impresionante tamaño de aquella marcha, lo que se ha visto en las últimas horas en Twitter y Facebook en respuesta a las amenazas del Presidente a periodistas es un fenómeno aún mayor con gente de todo el país condenando los dichos y las acciones del jefe del Ejecutivo.

En 2004, el tabasqueño no solo ignoró, sino que incluso intentó desacreditar la megamovilización de cientos de miles de manifestantes, hecho que marcó la segunda parte de su administración en la que perdió gran parte del apoyo de sus entonces gobernados y que muy probablemente le costó la Presidencia en 2006.

Está por verse el efecto que tendrá la escalada de ataques del Mandatario contra la libertad de expresión, pero si algo nos ha enseñado la historia reciente es que, cuando la sociedad civil despierta y exige ser escuchada, ignorarla y descalificarla es un grave error que puede traer serias consecuencias para quien ostenta el poder.

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Tratando de apoyar al Presidente, la diputada de Morena Patricia Armendáriz tuiteó ayer que “por su función crítica de informar todos los periodistas deberían dar a conocer sus ingresos y la fuente de los mismos” y hasta arrobó al INAI para que tome en cuenta su ocurrencia.

¿En serio la legisladora no entiende conceptos básicos como el derecho a la privacidad o simplemente no le importan? Es pregunta transparente.

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Más cerradas que los momios para el Super Bowl que favorecen a los Rams sobre los Bengals por sólo 4 puntos, están las quinielas de los apostadores políticos sobre la postura que adoptará México en el conflicto entre Rusia y EU por la posible invasión de Ucrania.

Muchos creen que se respetará el principio de no intervención en favor de Ucrania, pero otros tantos dicen que, como el inquilino de Palacio Nacional no sabe quedarse callado, no le importa provocar incidentes diplomáticos, es altamente protagónico y le urgen distractores, anda pensando en meterse en el asunto y hasta ofrecerse como mediador. ¿Será?

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