Finalmente, después de 16 horas de arduos debates y negociaciones en el Senado de la República, el día 3 de septiembre fue aprobada por mayoría calificada la ley de Revocación de mandato, con 101 votos a favor y 2 en contra. Esta Reforma constitucional, también aplica para gobernadores y otros.
El espíritu de este nuevo instrumento de la democracia, tiene su origen en la campaña presidencial, cuando el PAN y organismos cúpula de ultraderecha, promovieron campañas de miedo, acusando a Andrés Manuel de dictador, profetizando que se reelegiría para perpetuarse en el poder, equiparándolo con Chávez y Maduro de Venezuela. En contra partida, el entonces candidato de Morena, negó rotundamente la perversa acusación y se comprometió a que, de llegar al poder, mandaría al Congreso la iniciativa de Revocación de Mandato y la Consulta popular; estos nuevos instrumentos de la democracia, serían para consultar directamente al ciudadano sobre temas trascendentes de la vida nacional.
La Ley dispone que el INE tendrá a su cargo la organización, desarrollo y cómputo de la votación. La pregunta que estará en las boletas el 10 de abril será: “¿Estás de acuerdo en que Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de confianza o siga en la presidencia de la República hasta que termine su periodo?”.
Pero, a la fecha, algunas personas argumentan que no es clara la pregunta y que se presta a confusiones; también argumentan que en el 2024, de alguna manera, Morena pudieran engatusar al elector con los resultados de la Revocación, y prolongar el mandato de AMLO&Esta visión de la democracia, no es más que paranoia electoral, instalada en el paroxismo.
La verdad, la pregunta es más clara que el agua. Pero, seguramente, hay personas con disfunción cognitiva que se les dificulta leer y comprender un sencillo párrafo del que dimana una idea preclara: qué se quede, o se vaya el Presidente, esa es la cuestión. Afirmaba Ludwig Wittgenstein, filósofo y lingüista austríaco, que: “Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”. O, lo que es lo mismo, se llega hasta donde la capacidad lingüística y cognitiva alcanza: el que no entienda la pregunta, tiene un lenguaje muy limitado.
También, existen otros grupos camerales y políticos de oposición, como el ex presidente Calderón y Fox, que piden no participar, en lugar de celebrar el inicio de la democracia participativa en México, son demócratas de pacotilla; la esencia de un buen gobierno es la comunicación y la consulta a sus gobernados.
A los partidos políticos les asusta la democracia participativa, donde cuenta directamente la voz y el voto del ciudadano. Esta democracia abre una mayor participación a la sociedad civil en la toma de las decisiones políticas, que la forma tradicional representativa, a través de los legisladores. Independientemente de que la pregunta fuese necesaria, o insuficiente, no se puede pasar por alto que lo medular, lo importante, es sentar las bases para el futuro: un mayor empoderamiento de los ciudadanos en los asuntos públicos que les afectan.
De esta manera, obliga a que la función de gobernar esté íntimamente ligada a la participación social en las decisiones gubernamentales y evolucionar así, de la queja a la participación activa. Este avance democrático marcará un hito, no solo en el ámbito federal, sino también en los gobiernos estatales y municipales, que deberán de estar abriendo permanentemente espacios y mecanismos para la participación continua de la sociedad civil, a fin de darles voz a los ciudadanos. En el Reino Unido, los ciudadanos fueron consultados directamente sobre el Brexit; en Chile, sobre la permanencia de Pinochet en el poder; y, en Colombia, sobre una nueva constitución&
La democracia representativa que existe en México, resulta insuficiente para garantizar la eficacia y la eficiencia en la gestión pública; y la razón es que usualmente los gobiernos no escuchan, son inconsultos, entonces hay que buscar maneras ineludibles de mandatarles la voluntad soberana de los ciudadanos.
Es la oportunidad para que todos los adversarios del Presidente, los odiadores de oficio, los que gritan a diario, “que se vaya el Presidente”, lo echen legalmente de Palacio Nacional. Pero, estos rehúyen a la opinión del pueblo, a la democracia participativa, porque los resultados mostrarán el verdadero tamaño de los odiadores, de las oligarquías, de los que creen que son México, y no son más que una pequeña élite dentro del mosaico social y cultural del país.
Apoyemos la democracia participativa y escribamos así nuestra propia historia. Es importante ir a votar, más que para el presente, es un valioso precedente para el futuro. No importa en qué sentido lo haga, vote sí, o vote no, pero exprese su voluntad política. No permita que le administren su conciencia y otros decidan por usted, ejerza el poder de su voto.
Los mexicanos, no son “perros de Pavlov”, ni “Pendejillos de Indias,” como espetan algunos columnistas; tampoco, son propiedad de las oligarquías, ni de los partidos. Participe democráticamente y manifieste su voluntad política. Aquellos que le piden no participar, son demócratas de pacotilla.