La dinámica social en México saca a flote que lo que suponíamos -y sufríamos-: el sistema político priista que nos devoró antes por 71 años y un sistema económico que, por 30 años, tenía un diseño premeditado y casi perfecto para que se mantuviera y reprodujera el poder al servicio de grupos de interés y en detrimento de la pobreza de las mayorías. Los enormes casos de corrupción muestran,  gracias a excelentes trabajos periodísticos, claros, los mecanismos con los que mafias de todo tipo, ya económicas, ya políticas, extraen recursos públicos para inyectarlos a proyectos políticos de grupos, generando no solo inequidades en la contienda electoral para sostener en el poder a los más corruptos, sino también privando a las mayorías de los beneficios de esos recursos al robárselos.

Afloró en la “Casa Blanca” del presidente Peña, en la “Estafa Maestra”, que financió campañas corrompiendo a universidades públicas, o gobernadores que crearon “empresas fantasmas” para después colocar recursos en sus cuentas bancarias en “paraísos fiscales” y los riesgos que están hoy implícitos en el 90% de los contratos realizados por el gobierno del presidente AMLO por adjudicación directa o entregados sin requisito, al Ejército.

Fueron lo mismo los fraudes en la construcción con OHL, que Odebrecht financiando la campaña priista del 2016 desviando recursos millonarios de Pemex, todo en un complicado entramado financiero y legal para que solo el trabajo meticuloso de periodistas como “Mexicanos contra la corrupción y la impunidad” pudieran darlo descubrirlo y darlo a conocer. Así, también afloró gracias a ellos y a Latinus, el estilo de vida del hijo del Presidente en la ahora famosa “casa gris”.

No alcanzó la Auditoría Superior de la Federación, ni los medios de comunicación, para seguir investigando cómo operó por décadas el engendro priísta que devoraba sin piedad recursos públicos. Debieron ser periodistas independientes como “Animal Político”, “Proceso”, Carmen Aristegui o nuestro periódico AM, los que investigando el origen y el destino del dinero robado, han podido publicar lo que por décadas seguramente estuvo oculto: el financiamiento de las campañas políticas, el pago de favores y la formación de “cochinitos” para los proyectos políticos personales.

No han servido las Contralorías Internas nombradas por los propios titulares, ni las Fiscalías Especiales, ni las Auditorías Superiores. La maldad, la perversidad, está en el corazón del hombre.

Debieron caer muchos en esta lucha; lo mismo periodistas que legisladores que buscaron mejores leyes sobre transparencia; muchos debieron haber salido de los partidos políticos y otros incluso denunciar anónimamente el saqueo.

Erich Fromm, el gran psicólogo humanista en su libro “El corazón del hombre” plasma la naturaleza humana y nos da pistas para comprender y transformar esta realidad de la política mexicana. Considera que el origen de la sociedad occidental corrompida y deshecha por las luchas fratricidas y que nos dividen unos de otros, está en el “corazón del hombre”. La respuesta dice Fromm, está en cambiar el corazón del hombre por experiencias que le transformen desde la infancia y que el entorno se las siga proporcionando para que le acompañen toda la vida. Afirma que “En realidad, debemos de adquirir conocimiento para elegir el bien, pero ningún conocimiento nos ayudará si hemos perdido la capacidad de conmovernos con la desgracia de otro ser humano, con la mirada amistosa de otra persona, con el canto de un pájaro, con el verdor del césped. Si el hombre se hace indiferente a la vida, no hay ya esperanza de que pueda elegir el bien. Entonces, ciertamente, su corazón se habrá endurecido tanto, que su “vida” habrá terminado. Si ocurriera esto a toda la especie humana, la vida de la humanidad se habría extinguido en el momento mismo en que más prometía”.

Esto implica reconstruir nuestro esquema de valores, así como de ejemplos y cumplimiento de la ley, para que los gobernantes y la sociedad regresen a reconstruir el tejido social partiendo del origen: el corazón del hombre.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *