¿De qué te sirve ser libre si no puedes ejercer tu libertad?&
En el 2014 escribí: mi amiga la Dra. Alicia, me invitó a colaborar para que mujeres purépechas pudieran ir a conocer el mar. Desgraciadamente, por agenda, no las acompañé, pero si vi las fotos de mujeres de 30 a 70 años o más, descalzas, con sus coloridos vestidos indígenas (ninguna tenía traje de baño) engalanando playas que no conocían y disfrutando como niñas del agua y sus olas. Mi reflexión fue y la comparto: ¿De qué sirve tener la libertad de transitar por todo México, si no se tienen los recursos para hacerlo? ¿Qué clase de libertad es esa que dice: ¡Sí puedes hacerlo!, pero no da la oportunidad de acceder a los recursos para hacerlo? Hoy, con cierta nostalgia y la memoria de 20 millones de mexicanos que no tienen para comer tres veces al día, recuerdo los rostros de alegría de esas mujeres que siendo “libres” legalmente, no tenían la capacidad de ejercer su libertad ni para conocer las playas de “su” país.
Reflexionemos: 1.- Las cosas no van bien en México y algo tenemos que hacer. 2.- El destino de cada región y el futuro que queremos es una decisión de los ciudadanos, no de los gobernantes; ellos van de paso, nosotros nos quedamos. 3.- La única manera de tener éxito en un mundo convulsionado por el monetarismo y la ganancia es uniéndonos. 4.- La plenitud y la felicidad se alcanzan sirviendo, no acumulando. 5.- El mundo donde priva el egoísmo y el individualismo es ajeno a los mexicanos, nos lo han impuesto; los mexicanos tenemos la cultura de la solidaridad, de la ayuda, del buen vecino, del compadre, del amigo. Los mexicanos somos buena “onda”, el modelo de competencia nos impulsa a ser “gachos” y a corrompernos; por ello, necesitamos regresar a nuestras raíces culturales y unirnos en esta lucha común por nuestra región, por nuestra tierra, por nuestras familias y por nosotros, y 5.- La aspiración es que, basados en las vocaciones productivas de las regiones, eduquemos a nuestros hijos para que sean parte del desarrollo y del progreso, no para que se vayan a trabajar a otro lado.
Con esto en mente y la decisión y convicción de asumir nuestra libertad como ciudadanos de México, para construir nuestro futuro; cada región o comunidad debe decidir si conserva vocaciones productivas orientadas hacia la agricultura, la ganadería y las agroindustrias, convirtiéndonos en un pulmón generador de alimentos para las grandes ciudades o si se vuelve un apéndice de las ciudades perdiendo su vocación rural al tiempo que se incorpora a los parques industriales alimentados por inversionistas, en donde, los otrora hombres y mujeres libres, terminarán de empleados y sirvientes de quienes tienen el capital y los bienes de producción; salvo las honrosas excepciones de emprendedores que sacarán provecho del modelo neoliberal orientado al consumo, a la depredación y a la competencia, no a la solidaridad y al cuidado de los recursos naturales.
¿Qué camino tomar?, esa debe ser decisión de los habitantes de cada región de México, no de gobernantes, no de inversionistas, menos de gobiernos extranjeros que ven a México como fuente de mano de obra barata y de recursos naturales a su disposición para seguir manteniendo un modelo socioeconómico que es inoperante, inmoral y cruel.
Las propuestas son: 1.- A través de la organización ciudadana incluyente y participativa, asumir la conducción de la construcción de nuestro futuro, teniendo como eje la búsqueda del bienestar y la felicidad de quienes habitan cada región&y 2.- La invitación a nuestros gobiernos a apoyarnos para dar vida con tierras comunitarias con una política incluyente de seguridad alimentaria para una población que, con la realidad actual, cada día se acerca más a padecer hambre… Obvio, ello, sin perder de vista que tener libertad sin tener movilidad por ser pobres, es una falacia& ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.