Para escribir la historia de México se requieren no únicamente conocimientos, sino honradez intelectual, a efecto de rendirle honor a la realidad. A este respecto debemos afirmar que han habido y hay una pléyade y se puede decir que enorme, de pensadores y escritores, que con sus obras nos colocan ante la verdad para que le rindamos tributo.

Otros, simples pergeñadores de páginas,  ambiciosos por la paga o pitanza, se aplican a eslabonar e inventar  hechos, realidades, símbolos, aunque también existe servilismo ramplón que se ufana con la ignorancia.

Este preámbulo se presta para mencionar que, a propósito del Día de la Bandera Nacional, 24 de febrero,se realizaron homenajes en  estados, municipios y diversas comunidades escolares, sin que nuestro Presidente AMLO, haya reverenciado la Tricolor o Trigarante. ¡El sabrá por qué!.

Los símbolos de la Bandera se han enturbiado, que si el Verde es el de las montañas, el Blanco de la nieve y el Rojo de los muertos;según la visión del poderoso que ocupa la Primera Magistratura a grado que en Tiempos de la Tercera T. (Tercera Transformación,según los criterios históricos actuales), Lázaro Cárdenas ordenó meter en los cajones la Tricolor. En su lugar, sus seguidores tremolaban la rojinegra del comunismo a propósito de que significaba redención del obrero y el campesino; los primeros sindicalizados dominados por líderes al servicio del poderoso de Palacio y los segundos subyugados por el comisariado ejidal, eslabón del régimen, entonces poderoso, tanto que el El Tata, mandó al exilio a quien lo llevó a la Silla del Águila.

  Cárdenas nunca lo dijo claramente pero los hechos demostraban su culto por Marx y la realidad de la Unión Soviética, tan fue así que en una visita que hizo a Tabasco y cuando Tomás Garrido Canabal, que era el Gobernador quien mandó cerrar los templos, le presentó obreros y escolares vestidos y marchando a la usanza rusa, el Tata Lázaro dijo: “Así quisiera ver a todo México”.

La Tercera T. cometió horrendos crímenes contra quienes, en ese tiempo, honraban la Bandera Nacional, como fue el caso de un periodista poblano, José Trinidad Mata, que organizó la celebración a la Trigarante. A los pocos días apareció muerto en un camino de esa entidad. Nadie investigó y menos se supo quién o quiénes fueron los criminales.

Igual ocurrió con miembros de la Unión Nacional Sinarquista (UNS), que al reunirse en Santa Cruz de Galeana (Juventino Rosas, Gto.), el 25  de febrero de 1940, plena época cardenista, a celebrar el Día de la Bandera, fue acribillada la multitud por los esbirros (reservas agrarias), cardenistas. Los asesinos nunca fueron investigados, pese a las promesas del Presidente,  pero lo proditorio del hecho quedó demostrado con una carta que el entonces Alcalde del lugar, Crecenciano Huitzache, envió al director del periódico El Hombre Libre, en donde afirma, entre otros elementos sustantivos: que la Presidencia “concedió permiso al señor Aniceto Castillo, jefe del grupo local sinarquista para que efectuara una reunión con el fin de honrar la Bandera Nacional”. Agregó: “Soy completamente ajeno a los hechos trágicos ocurridos. Es inexacto que los sinarquistas hayan apedreado al Secretario de la Presidencia Municipal….ni que durante el desarrollo del acto público hayan proferido injurias contra las autoridades ni contra ningún grupo político….”

Por los muertos – nueve- que quedaron tendidos en las calles y los heridos en el hospital, Lázaro Presidente, prometió justicia, la que no llegó jamás. A cambio de ella los líderes de la UNS, fueron enjuiciados y solo la probidad de un Juez Subalterno, quien dejó libres a los acusados.

¿Y los asesinos?. Fue la pregunta que el cardenismo no respondió.

Y ahora, para desdoro de quienes lo promueven, hay nuevos y lucidores intérpretes que salen con el cuento que la Bandera es un símbolo que quiere decir: Unión, Esperanza y Coraje.

Analicemos  con veracidad el pasado y  con actitud honesta y altiva el presente para que no nos obnubilen los engaños que se tratan de imponer desde las tinieblas.

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