Las noticias nos han mostrado imágenes sobre la invasión rusa a Ucrania en las que vemos a miles de madres con sus hijos sufrir y llorar al despedirse de su esposo al que no saben si volverán a ver con vida. Tienen que buscar un refugio seguro ante los ataques rusos. Esta dolorosa despedida se debe al llamado del presidente de Ucrania, Zelensky, de defender al país y no renunciar a su libertad bajo la convicción de: “Para los ucranianos, la independencia y el derecho a vivir en su propia tierra según su voluntad es el valor más alto”. El plan de contingencia es proteger a la ciudadanía y preservar su nación. Los hombres en edad de servicio (18-60) tienen prohibido abandonar el país.
Entre explosiones aterrorizantes y tanques de guerra amenazantes, la población ucraniana se encuentra temerosa y asustada. Antes de los primeros estallidos, mujeres ucranianas oraban de rodillas sobre la nieve pidiendo por la paz entre los dos países en conflicto. Ahora que la situación se ha tornado peligrosa, la Iglesia católica de Ucrania manifiesta su apoyo y solidaridad. Los frailes dominicos y las monjas carmelitas no abandonarán el país y permanecerán apoyando al pueblo. El Provincial de los dominicos en Polonia (que abarca Ucrania) informó del peligro al que han estado expuestos los hermanos y hermanas dominicos a causa de la agresión de las tropas rusas. Pidió oraciones por la paz, discernimiento y buenas decisiones y solicitó rezar de modo especial por todos aquellos que ministran allí.
El líder de los católicos ucranianos, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, remitió un breve video en el que comunica lo que sigue: “En este trágico momento, el destino de Ucrania depende de nuestra capacidad para auto organizarnos y actuar de forma responsable, asumiendo la responsabilidad del futuro de nuestra nación. Todas nuestras esperanzas están en Dios. Que Dios bendiga a Ucrania, a sus autoridades, a las fuerzas armadas ucranianas, a las familias de nuestros militares, a todos los que hoy se solidarizan con Ucrania en distintos rincones de nuestro país y del mundo. El mundo está con Ucrania, y Ucrania está con Dios. Juntos lo conseguiremos. Que Dios los bendiga a todos”.
Personas mayores y enfermas han pedido a grupos religiosos que los visiten y confiesen para estar preparados para la muerte. Ante el pánico, muertes y heridos que han ocasionado los cohetes de la invasión rusa en un barrio de Kiev, el sacerdote Roman Laba informó que muchas personas han acudido a la parroquia en busca de ayuda y refugio, por lo que han habilitado alojamientos de emergencia en el sótano de su monasterio albergando a unas 80 personas por el momento. «No tenemos tiempo para asustarnos. Nos quedamos y ayudamos a la gente a sobrevivir a la situación» dijo.
Entre el fuego y el infierno que ha llevado Rusia a esta población, el consuelo y solidaridad de los grupos religiosos reconfortan y alivian con pedacitos de cielo.