Pasa el tiempo y la brecha entre la educación pública y la privada, se sigue abriendo. La pandemia COVID 19 mostró el último año que ésta fue ágil y no dejó de operar con plataformas digitales e incluso el último año con sistemas híbridos. 

El impacto en el rezago educativo ha sido enorme y mayor en las públicas, que apenas abren espacios. En la medida en que el gobierno federal insiste en centralizar salud y educación, se reduce la eficiencia y la toma de decisiones se hace compleja. 

Por eso, también, la diferencia en la infraestructura educativa y de salud en los estados que como Guanajuato son líderes en indicadores de cobertura y calidad en tanto que estados del sur del País que se pliegan a la centralización de los servicios, carecen de lo básico.

Esta semana se da a conocer otra decisión torpe del Gobierno federal, como lo fue la desaparición del Seguro Popular: el cierre de las Escuelas de Tiempo Completo. 

Con el anuncio que hace la Secretaría de Educación Pública, se da un golpe enorme a millones de historias de vida que algunos conocemos por la cercanía con proyectos educativos en las zonas de mayor marginación. Se anuncia -por un asunto de prioridades presupuestales- ante el tamaño del problema del abandono de las escuelas públicas federales en todo el País, ante el regreso presencial a clases.

Pero omiten reconocer el enorme beneficio que han traído a millones de compatriotas las escuelas de tiempo completo en el combate a la desnutrición y el abatimiento del rezago educativo de 3.6 millones de niños que se encuentran en situación más desfavorecida. Ni los más duros defensores del presidente AMLO pueden negarlo; esta decisión afecta directo a NNA en vulnerabilidad. Los estudios como los realizados por el Instituto Nacional de Ciencias Medicas y Nutricion “Salvador Zubiran” con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), haciendo una evaluación objetiva del programa de escuelas de tiempo completo documenta los grandes beneficios programa. Allí supimos que el 74.3% de esas escuelas se encuentran ubicadas en regiones de marginación alta y cómo se redujo la deserción escolar.

El programa fue una estrategia educativa encaminada a generar ambientes educativos propicios para mejorar las condiciones de aprendizaje y el desarrollo de competencias de los alumnos de nivel básico. En las Joyas, la zona de concentración de pobres en Guanajuato la prioridad fue para mí, el que los pequeños tuvieran más permanencia en la escuela iniciando y concluyendo con alimentos, pues sin azúcares, simplemente no funciona el cerebro. 

Es sencillo: las escuelas primarias de jornada regular laboran 4 horas y media al día, mientras que las de tiempo completo trabajan de 6 a 8 horas diarias para ofrecer una propuesta pedagógica innovadora y flexible que incluía seis líneas de trabajo para lograr una formación integral y desarrollar competencias a lo largo de toda la vida.

La administración del presidente AMLO afirma que como las Escuelas de Tiempo Completo se solventaban, con los recursos del programa La Escuela es Nuestra, y que ahora hay muchas con necesidades básicas como agua y sanitarios que se deben atender, el programa se debe suspender. 

Es una decisión perversa. El 87.3% de ellas están en el ámbito rural y una de cada cinco son escuelas indígenas; lograron mejorar las capacidades de atención, retención y rendimiento escolar; impulsaron el crecimiento de la niñez beneficiaria; promovieron hábitos saludables entre los padres y madres de familia y los estudiantes; impulsar la agricultura local y, todo ello, con atención igualitaria.

Al igual que el Seguro Popular, el discurso presidencial tendrá mil pretextos, pero la realidad es otra. al haberlo cancelado, se violan los derechos humanos de los estudiantes vulnerables y se abren condiciones para el descuido en esas horas de NNA que están expuestos a descuidos que les exponen a ambientes de adicciones, de violencia y enganche a grupos delincuenciales. 

La Secretaría de Educación Pública cancela el programa sin ningún tipo de evidencia, consulta o alternativa. Protestarán asociaciones de padres de familia y grupos de defensa de los derechos de las infancias y solo queda que alguien lo defienda en tribunales. Ojalá que el modelo de Escuelas de Tiempo Completo se mantenga en Guanajuato financiado por el estado y empresarios, integrado al programa Planet Youth ante la dolorosa decisión del Gobierno federal.

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