Dos años después

Oportuno el momento para que AM hiciera un balance, en su edición dominical, de lo que significó la decisión de Guanajuato de no incorporarse al Instituto de Salud para el Bienestar del Gobierno federal, que arrancó el 1 de enero de 2020.

Éctor Jaime Ramírez Barba, diputado federal y ex Secretario de Salud de Guanajuato, expresó que el instituto “está siendo un absoluto fracaso” y manifestó su preocupación por el hecho de que no solo la atención ha sido deficiente, sino que podría serlo todavía más ante la estrategia de fragmentar los servicios de salud.

Éctor Jaime ya se había referido al tema en su colaboración del viernes antepasado, Insabi: evidencias del fracaso según el Coneval, donde señaló que la Evaluación Estratégica de Salud realizada por el organismo dejó en evidencia que el nuevo sistema había dejado sin atención a 15.7 millones de mexicanos. 

Otros indicadores (la tasa de mortalidad por diabetes, la cobertura de vacunación en niñas y niños, la razón de mortalidad materna) evidencian que las cosas no se están haciendo bien.

Frente a la nueva estrategia de reforzar el programa IMSS-Bienestar, el doctor José Ángel Córdova Villalobos le concedió al Gobierno federal el beneficio de la duda, en función de la gran capacidad y experiencia del Seguro Social. Pero todos sabemos que el IMSS está rebasado y que el cambio de rumbo, en el mejor de los casos, tardará en producir resultados.

En caso de que no se consiga, Córdova sugiere algo que sabemos imposible: volver al Seguro Popular.

En contraposición, la senadora Antares Vázquez Alatorre aseguró que el Insabi marcha viento en popa y que las críticas tienen el objetivo de desacreditar su funcionamiento

Explicó que “el IMSS-Bienestar no sustituye al Insabi”, lo cual es verdad y que en realidad se trata de la continuación del antiguo IMSS-COPLAMAR, surgido en los 70´s: “es decir, no sólo es para población derechohabiente sino para personas que no tienen derechohabiencia pero que están en zonas marginadas”.

Sobre los propósitos originales del programa, la Senadora tiene toda la razón. Pero en este nuevo relanzamiento, que como cita AM ya ocurrió en tres estados, pero busca llegar a todo el País, el planteamiento ha sido otro, extender los servicios a todos los mexicanos, lo cual llevaría a pensar, como hacen los críticos, que tiene los mismos objetivos que el Insabi.

El 23 de noviembre del año pasado, al encabezar  la 112 Asamblea General Ordinaria del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el presidente Andrés Manuel López Obrador lo dijo expresamente:

“Ahora es IMSS Bienestar, pero es un sistema que funciona muy bien para atender a la gente más humilde, a la gente más pobre y es atención médica y medicamentos gratuitos. Ese sistema, ese modelo, es el que ahora vamos a fortalecer y ampliar en todo el país, en acuerdo con gobernadores y gobernadores para dar atención a la mitad de los mexicanos que no tienen seguridad social y hacer realidad lo que establece la Constitución en su artículo 4°: garantizar el derecho del pueblo a la salud”.

Queda pues pendiente una definición de fondo, para que la nueva estrategia de salud consiga mejores resultados. Mientras tanto, de acuerdo con el gobernador Diego Sinhue Rodríguez y el secretario de Salud, Daniel Díaz, Guanajuato no se incorporará a este nuevo esquema. Es mejor, me parece.

El Presidente, durante su discurso en el IMSS, en noviembre pasado. Foto: IMSS

La riña en La Corregidora

Creo que nadie olvidará lo que vimos este sábado. Más allá de las versiones que durante horas hablaban de que había 17 muertos y el posterior desmentido que estableció que las brutales palizas solo provocaron lesionados, la bestialidad mostrada por los asistentes al estadio La Corregidora quedará ahí para siempre.

La necesidad de establecer con exactitud lo que había pasado en un evento de tal magnitud, nos tuvo a los periodistas pegados durante horas a los sitios informativos y a las redes sociales. Y fue en Twitter donde ocurrió un fenómeno casi tan desalentador como la bronca misma.

Poco a poco, la tragedia de Querétaro se convirtió en un ring más para el enfrentamiento de quienes apoyan al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y quienes lo detestan.

La opiniones de aquellos que culpaban de los hechos a la 4T por su renuencia a enfrentar con firmeza al crimen o por el clima de animadversión que el discurso presidencial inyecta al debate, se cruzaban con las de quienes acusaban a los conservadores de los hechos, ya sea por haber ocurrido en un estado que gobierna el PAN o por, faltaba más, la guerra que inició Felipe Calderón. 

Todavía este domingo había quien sumaba a Querétaro y Guanajuato para proclamar que “el conservadurismo engendró el huevo de la serpiente”.

De veras, muy desalentador. Atestiguar el clima de enfrentamiento que cunde en las redes sociales provoca, al menos a mí, que no me sorprenda tanto que ocurran estas barbaridades.

Un aspecto de la riña en el estadio queretano. Foto: MexSport

El Rey desnudo

La semana que terminó España cerró y de mala manera, un penoso capítulo de su historia reciente, al decidir la Fiscalía del Tribunal Supremo dar carpetazo a las investigaciones sobre los sucios negocios del rey llamado emérito, Juan Carlos I.

Como se sabe el Monarca, que se había ganado el afecto de los españoles al frenar en febrero de 1981 el golpe de Estado que habían puesto en marcha los nostálgicos de la dictadura franquista, se vio envuelto en maniobras escandalosas, la mayoría de las cuales además salieron a la luz cuando rompió con una mujer con la que, según los testimonios surgidos durante las investigaciones, planeaba irse a vivir tras dejar a la Reina, su esposa y la madre del actual monarca.

La cereza de este amargo pastel es “un regalo” de 100 millones de dólares que hizo al monarca borbón su “hermano”, el fallecido Rey Abdalá bin Abdulaziz de Arabia Saudita. Las sospechas de que el obsequio estaba ligado a la construcción por parte de una empresa española de un tren rápido a La Meca, no fueron probadas, por lo que el Monarca no fue acusado judicialmente. Otros presuntos delitos habían prescrito

El colmo del escándalo fue que el generoso regalo quedó en manos de la novia del Monarca, Corinna Larsen, quien a cambio de perder a su Rey obtuvo una bonita suma. Lamentable todo.

El rey Juan Carlos y el rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdelaziz (ya fallecido), en el palacio real en Yeda en 2008.

¿Qué ver, qué leer?

Me llamó la atención Julia Garner desde “The americans”, la fantástica serie sobre la Guerra Fría en la que representó a una quinceañera progre e inocente, hija de un oficial de la CIA, a la que para robarse secretos, enamoraba el perverso espía Matthew Rhys

Más tarde me topé con “Grandma”, una película en la que junto con Lily Tomlin (nieta y abuela) se embarca en la búsqueda de 600 dólares para poder abortar y en la que Garner no desentona, pese a que completa el elenco otra gran actriz, Marcia Gay Harden.

Ya a partir de ahí la ubiqué y como tantos, llevo varios años viéndola en su tormentoso papel en “Ozark“, una de las mejores series contemporáneas.

Ahora Netflix nos la trae en “Inventando a Anna”, la historia de Anna Sorokin, una chica rusa que cambió su identidad, se coló a la sociedad neoyorquina y acabó cometiendo fraudes por 270 millones de dólares, por los que ya fue fue sentenciada a una pena de 4 a 12 años de prisión.

A pesar de que a Garner le cuesta convencer en su papel de millonaria (¿acaso por el contraste con Ruth Langmore?), de que la reportera que encarna Anna Chlumsky deja que desear y de que la historia, producida por Shonda Rhimes, no consigue un retrato tan fiel de la gran burguesía como por ejemplo “Riviera”, es una serie que podemos ver sin temor a fastidiarnos.

Julia Garner, en una escena de la serie. Foto: Netflix

MCMH 

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