En la Rusia de hoy un periodista puede ser encarcelado por decir que hay una “guerra” en Ucrania o que se está realizando una “invasión”. La presencia de tropas rusas en territorio ucraniano, con todo y los bombardeos de poblaciones civiles, solo puede calificarse como una “operación militar especial” para garantizar la seguridad de Rusia. 

La Duma del Estado, cámara baja de la Asamblea Federal de Rusia, aprobó de manera unánime este 4 de febrero una enmienda al código penal para castigar la diseminación de “información falsa”. Según Viacheslav Volodin, presidente de la Duma, “aquellos que mintieron e hicieron declaraciones desacreditando a nuestras fuerzas armadas serán forzados a sufrir un duro castigo”. La iniciativa no define qué es “información falsa”, lo cual permite aplicarla a discreción de la autoridad, pero sí establece penas de hasta 15 años de cárcel y multas por difundirla. 

Una vieja frase, atribuida a personajes tan diversos como Esquilo, Samuel Johnson, Arthur Ponsonby y el senador estadounidense Hiram Johnson, afirma que la primera víctima de la guerra es siempre la verdad. Charles Lindbergh, el piloto estadounidense, lo decía de otra manera: “En tiempos de guerra, la verdad es siempre reemplazada por la propaganda”. 

Quizá el gobierno ruso no necesitaba una nueva ley para censurar. La libertad de prensa y de expresión han estado bajo asedio desde hace años en el régimen de Vladímir Putin, pero la censura se ha incrementado con la invasión a Ucrania. Un día antes de que la Duma aprobara la nueva ley fueron cerradas Eco de Moscú, una emisora independiente de radio, y TV Rain, un canal de televisión también independiente. Los propios dueños lo hicieron por presión del gobierno. TV Rain se despidió con un video de la época soviética de El lago de los cisnes de Chaikovski, en recuerdo de que el 19 de agosto de 1991 la televisión estatal de la URSS amaneció sin su programación habitual mientras emitía repeticiones de un video de ese mismo ballet, lo cual evidenciaba que algo muy serio estaba ocurriendo en la monolítica dictadura soviética. 

Este 4 de marzo también el gobierno de Putin anunció que bloquearía todas las emisiones en lengua rusa producidas fuera del país para impedir la diseminación de “información falsa”. La medida va dirigida contra las emisiones en internet de la Voz de América, la BBC, Deutsche Welle, Radio Free Europe/Radio Liberty y Meduza, un servicio de noticias que se emite desde Letonia. Novaya Gazeta, un periódico independiente ruso, anunció que suspendería su cobertura de la guerra para no incurrir en faltas ante la nueva legislación. Facebook ha sido suspendida también en Rusia. 

La censura es distinta fuera de Rusia, pero también existe. El ruso Valery Gergiev fue despedido el 1o de marzo como director principal de la Orquesta de Munich por el delito de ser cercano a Putin. Las presentaciones de la soprano rusa Anna Netrebko con la Ópera Estatal de Baviera fueron canceladas por haberse declarado apolítica. En el ánimo de una cultura de cancelación, algunos simpatizantes de la causa de Ucrania han pedido a la gente que deje de escuchar música de compositores rusos o de leer a autores de esa nacionalidad. 

En México muchos entusiastas del régimen aplauden en redes la censura rusa. Exigen que se sancione también con cárcel a los “mercenarios” que difunden información falsa sobre el presidente o su gobierno. Como Putin o como Donald Trump, afirman que la prensa libre es el enemigo del pueblo. 

 

Fiscal

Las grabaciones de llamadas de Alejandro Gertz Manero demuestran que el fiscal está usando su cargo para una venganza personal. Está empeñado en encarcelar a la familia de su fallecido hermano. Dice además que cuenta con “tres o cuatro ministros” para evitar un fallo que ampare los derechos de esa familia.

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