Casos como el de Paola que tuvo la valentía de denunciar a los medios de comunicación la injusticia y atropello a sus derechos, nos recuerdan lo mucho que falta por hacer para que las mujeres reciban justicia y sus derechos sean respetados.
Esta chica consiguió en base a su esfuerzo y dedicación el trabajo de sus sueños: trabajar como economista para el gobierno qatarí en la organización de la Copa del Mundo Qatar 2022. Paola fue víctima de un abuso sexual. Durante la noche, mientras dormía, un conocido suyo de la comunidad latina, entró por la fuerza a su departamento y la agredió sexualmente. Confiando en las autoridades de ese país, presenta una denuncia por la agresión de la que fue objeto exhibiendo pruebas de los golpes y uso de fuerza física que recibió del atacante. Cuando su agresor es citado a declarar, él dice que ellos llevaban relaciones, por lo cual Paola fue acusada de “sexo premarital”, un delito en la ley islámica sharía, cuya interpretación patriarcal castiga a la mujer por tener sexo antes del matrimonio. Paola resultó culpable recibiendo una condena de 7 años de prisión y 100 latigazos. El victimario quedó exculpado de su delito. ¿Dónde quedó la justicia para Paola? ¿Por qué la denuncia de ella queda nula ante la declaración del agresor? A ella no le creyeron porque la voz de los hombres es valorada y la de las mujeres no. Como alternativa le ofrecieron casarse con su victimario para evitar el castigo. Todo un sistema discriminatorio que no defiende ni hace justicia a las mujeres y las deja vulnerables y desprotegidas de sus derechos.
En México tenemos leyes que protegen los derechos de las mujeres. Pero aún con las leyes los problemas de inequidad, discriminación y violencia continúan afectando a las mujeres mexicanas.
En estos días estuvo circulando el video de una jovencita que narra la violencia que sufrió por parte de su novio y la violación y ultrajes que padeció. Las secuelas emocionales de este atropello anularon su autoestima. Ansiosa y deprimida callaba por vergüenza y miedo. El desprecio que sentía por sí misma la llevó a atentar contra su vida. Al cabo de dos años de vivir el tormento, pudo darse cuenta de la degradación en la que había caído y trató de restablecerse. Reunió fuerzas para hacer la denuncia que tomó horas de revictimización en el Ministerio Público donde la llamaron mentirosa, resentida, alcohólica, exagerada. El magistrado dejó en libertad al agresor alegando que no se denunció de inmediato& porque eran novios& y porque ella había visitado al novio. Esta chica se encontró con un sistema lleno de trabas, irregularidades y corrupción.
Las instituciones públicas deben procurar la protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación. Los sistemas de México y el mundo deben tener claro quién es la víctima, vencer las barreras estructurales que siguen impidiendo el acceso de las mujeres a la justicia y dejar de ser cómplices de este robo de sueños.