Mal está cerrando la gubernatura de Carlos Joaquín en Quintana Roo en medio de una escalada del crimen organizado que ayer cobró la vida de un empresario canadiense ejecutado en Playa del Carmen.
Ese hecho se suma al asesinato en enero del gerente de un club de playa en esa misma localidad y a la balacera dentro de un hotel también ubicado en la Riviera Maya en la que murieron otros dos ciudadanos de Canadá.
Mientras la decisión del gobierno federal de desplegar desde diciembre un Batallón de Seguridad Turística de la Guardia Nacional ha servido de poco, las autoridades estatales viven en la negación de la realidad.
Basta con ver las cuentas de Twitter del propio gobernador y del gobierno estatal, que lo único que postean son fotos de las playas de la entidad y pronósticos del clima. ¿Será cierto que Joaquín lo único que quiere es que ya termine su gobierno? Es pregunta que no tira el arpa.
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Quienes conocen bien la industria de la publicidad exterior en la CDMX cuentan que hay gato encerrado en el tema de los espectaculares que promueven la ratificación del mandato de Andrés Manuel López Obrador.
Más allá de que el uso de la imagen del Presidente viola de manera flagrante disposiciones legales en materia electoral, cuentan que hay cosas muy extrañas en la forma en la que se contrataron esos espacios.
Como Morena y sus partidos satélites tienen prohibido colocar ese tipo de propaganda, oficialmente se los atribuyen a grupos de “ciudadanos” que supuestamente se organizaron para colocar los anuncios.
Y ahora resulta que muchos de esos panorámicos ni siquiera habrían sido pagados por esos “ciudadanos”, pues las empresas dueñas de los espacios los habrían “donado” para ayudar a difundir la consulta del 10 de abril.
Pero hay quienes afirman que esa actitud “altruista” se debe a que desde el gobierno de la CDMX recibieron presiones para que apoyaran la campaña en favor del Presidente si no querían que las autoridades locales se pusieran a revisar con lupa sus permisos. ¡Qué tal!
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Aunque se niega a ser identificada como primera dama, vaya que Beatriz Gutiérrez Müller actuó como tal en Chile, a donde acudió el viernes a la toma de posesión del presidente Gabriel Boric y recibió las llaves de Valparaíso.
El hecho recuerda cuando, en octubre del 2020, hizo una gira por Europa en la que se entrevistó con el Papa Francisco en El Vaticano y con la esposa del Presidente de Francia, Brigitte Macron, en el Palacio del Elíseo.
Y no es que tenga algo de malo, pero vaya que su rol se parece mucho a las funciones que tradicionalmente ha cumplido la cónyuge presidencial.