Hay cuestiones en la vida pública que nos sacan de nuestros cabales o sea nos ponen el razonamiento al revés. Una de ellas  es la forma en que el Honorable Ayuntamiento maneja Sapal, que es, cierto, organismo autónomo, como alguna vez argumentó doña Alejandra,  nuestra Alcaldesa; pero no puede ello indicar que esté fuera de control.

Dos cuestiones aberrantes han ocurrido con Sapal, en los últimos días: una el homenaje que, en la Presidencia Municipal, se les rindió a los muertos en la planta de tratamiento, con la asistencia de algunos deudos. El otro, la silenciosa, muda, nula respuesta al informe que rindió el presidente del Consejo.

A los fallecidos se les escamoteó, cuanto se pudo, la justicia. Sus familiares hubieron de protestar una,otra y otra vez para que se les escuchara. Finalmente los encaminaron a una instancia en la que hubo arreglo. Y Sapal salió con una bandera de triunfo. Los expertos en la Ley Federal del Trabajo (y no únicamente en ella), nos podrán ilustrar si en esa normativa existen los procedimientos para hacer justicia en un caso como éste o deben seguirse procedimientos alternos que superen tal código.

Pareciera, para los neófitos en esa normativa, que cumplirla era una obligación primaria; pero a los que lloran a sus muertos frente al poder absolutista para negociar, los colocan entre la espada y la pared, lo que es tan aberrante como criminal.

Luego de imponerles a los familiares ese camino tortuoso, les llevan a un homenaje. Ocurrencia grotesca de quienes no tienen ni la más mínima conciencia del dolor y lo aberrante de tal acción. O sea: ¿les rindieron tributo por haber trabajado sin la protección elemental?. ¿Fueron unos héroes al soportar condiciones de trabajo que los llevaron hasta perder la vida?. Los culpables de esa grave omisión, tal vez hasta estuvieron presentes.

  A efecto de no caer en provocación, para nada, pregunto: ¿cómo quedan, en este juicio, quienes por falta de elementos protectores, los llevaron  a morir?. No vaya alguien a salir con la peregrina  idea de que nadie los obligó a sumergirse en la planta, sin los elementos mínimos, adecuados; por la fuerza.

Da grima, pena, dolor un “homenaje” tan fuera de la razón y en el que Sapal y el Honorable se lavan las manos a sabiendas de que la negligencia, el abuso y la injusticia se pusieron de manifiesto

El otro tema, con el que nos queda a deber el Ayuntamiento que encabeza doña Alejandra, es respecto al informe de Sapal. No hemos, los habitantes de León, sabido de la glosa que se impone en esos casos. Aunque no exista un indicativo procedimental específico, es de entender que un informe, de la índole que sea, merece respuesta valorativa y por supuesto razonada.

Sí, ya sabemos que en muchos casos los informes se meten al baúl de los recuerdos. Y allí quedan para siempre. Lo que igualmente no ignoramos es que esos mecanismos son los que permiten no mucha, sino muchísima rapiña. Decir esto no es prejuzgar supuesto que  hasta en la Auditoría General de la Federación, se cuecen ese tipo de habas. Ni un coscorrón, llamada de atención o reclamo a malosos o aplauso a quien operó lo correcto.

Existen operadores si se quiere decir, con buena intención, pero proceden equivocadamente. Estaban obligado@ a hacerlo bien, sin embargo actuaron pésimamente, en su provecho…¡No hay fijón y menos tiempo, sigamos adelante!.Se concluye al propinar el cerrojazo.

En lugar de que el Honorable nos informara respecto al documento de Sapal y la respectiva auditoria, sí, a usted y a mí, que somos los habitantes de León, el Organismo, o sea Sapal mismo, nos propinó un boletinazo ante el que no nos queda más que darles las gracias por lo acertado en todo y por todo. ¿Y el Honorable?. ¡Bien, gracias!.

¿Cuánto nos faltará  para tener madurez no únicamente política sino también administrativa?.

NOTA MARGINAL: El jueves pasado no recibí el periódico AM. Todos los demás sí. Llamé y me dijeron que se había terminado mi cortesía. Hice mil explicaciones. Ninguna válida. Ordené que se enviara la cobranza, que ya llegó, con descuento. Gracias. Esto nos demuestra la importancia de tener siempre una excelente publicación en nuestras manos.

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