En 740 conferencias “mañaneras” rendidas entre el 1º de diciembre de 2018 y el 30 de noviembre de 2021, el presidente López Obrador hizo 55 mil 042 mil afirmaciones no verdaderas: un promedio de 74 por cada conferencia.

Si a este tipo de afirmaciones se suman las que son abiertamente falsas o engañosas, la cifra crece a un total de 67 mil: un promedio de 90 mentiras diarias.

Estos números le bastan al mandatario mexicano para superar ampliamente a Donald Trump, quien en cuatro años de gobierno lanzó a los cuatro vientos 30,573 afirmaciones de este tipo.

Luis Estrada, director de SPIN-Taller de Comunicación Política ha convertido las “mañaneras” en números: en un irrefutable caudal de datos que las revelan como lo que verdaderamente son: un ejercicio de propaganda y de simulación.

Grijalbo acaba de publicar un libro de Estrada, cuyo título lo dice todo: “El imperio de los otros datos. Tres años de falsedades y engaños desde Palacio”.

El estudio, efectuado a partir de la revisión, minuto a minuto, de las “mañaneras” analiza la duración de estas, las palabras más frecuentes empleadas por el presidente, el rol que juegan quienes participan, las referencias que AMLO hace de otras personas, y la cantidad de afirmaciones falsas, engañosas o no comprobables que cada mañana ha lanzado el mandatario.

Una orgía de palabras en el que lo que un día es cierto al otro se vuelve falso, en el que se presentan como verdades absolutas cosas que son imposibles de probar, y en la que, frente a toda evidencia, el principal vocero de su gobierno sostiene como último recurso que tiene otros datos.

El libro es demoledor en muchos sentidos. Desnuda las estrategias del presidente para evadir preguntas incómodas: repetir anécdotas históricas, hacer chistes, lanzar ataques contra enemigos reales o imaginarios. Revela el número de veces que los “paleros” que ocupan las dos primeras filas lanzan preguntas irrelevantes o excéntricas, a fin de reducir el tiempo para que haya preguntas críticas.

A partir del número de veces que los secretarios de Estado han participado en las “mañaneras”, muestra los temas que interesan y obsesionan al mandatario. En el periodo estudiado el secretario de la Defensa participó en las conferencias 147 veces. La secretaria de Cultura solo ha tomado la palabra seis.

En estas cifras está también la indiferencia que “el presidente más feminista de la historia” muestra ante sus secretarias, que solo han asistido el 25% de las ocasiones.

López Obrador ha dicho “pueblo” 7,160 veces. Corrupción, 5,078. Conservador (y sus derivados), 2,158. Neoliberal, 1,909.

Una vez dijo que él era “Juárez gobernando”.

El dato importa porque las referencias al pasado, además de colocarlo imaginariamente en el mismo nivel de las grandes epopeyas de la historia, le permiten justificar los errores y las omisiones de su administración. Habló de Juárez 482 veces. De Madero 455. De Cárdenas, 222.

A medida que la violencia se fue adueñando del país, el presidente dejó de hablar, entre otras cosas, de la Guardia Nacional. En 2019 la había mencionado 470 veces. En 2021 lo hizo solo 300. 

El libro hace un recuento de su falta de empatía con las víctimas y de las veces que la ha justificado diciéndose “tranquilo con su conciencia”.

El resumen es demoledor: si hubiera logros que mostrar, las conferencias no girarían en torno del pasado, ni de los grandes enemigos del presidente. Resulta significativo que las preguntas de los reporteros, en relación con 2019, se hayan reducido a la mitad.

Resultados ilusorios, cifras que contrastan con las oficiales o con sus propias afirmaciones, datos de organismos internacionales tomados con desprecio& tres años de falsedades y engaños.

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