Algo muy grave está sucediendo en el Comité Municipal de León, el único resabio de panismo genuino en Guanajuato. Luego de presentarse ante los miembros más viejos y experimentados de ese partido, Carlos Medina Plascencia ha sido difuminado porque los comisarios que ahora mandan en la organización no comparten los puntos de vista del primer alcalde panista de León.
Por lo pronto ordenaron retirar su conferencia de la página del partido y cancelaron la reunión con jóvenes con el primer gobernador panista de Guanajuato. No los vaya a alborotar.
Y hay que analizar con cuidado estos hechos, porque revelan condiciones inéditas en las entrañas del panismo. Medina Plascencia es quizá el exponente más icónico de este partido en Guanajuato. Pervive aún el reconocimiento a su extraordinaria gestión como alcalde y los frutos rendidos por su gubernatura, dándole a las elecciones guanajuatenses formalidad, orden y certeza, en aquellos tiempos de robo de urnas.
Nunca ha enfrentado señalamiento alguno de corrupción. Esto destaca en estos tiempos, en donde esta generación de políticos encuentra, en los puestos públicos, la oportunidad de resolver los apremios económicos familiares para toda su descendencia.
Intentar desvanecer la figura de un político honrado dice mucho de quién lo pretende hacer. No quieren voces disonantes. Imaginemos el escándalo que provoca un exgobernador que reflexiona sobre el respeto a la independencia de los poderes, y en su caso, la ilegal y negativa intervención del Ejecutivo en las decisiones de los diputados y magistrados.
Tremendo que alguien ose proponer un nuevo sistema de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias en los partidos políticos, para combatir a la partidocracia que hoy pudre al sistema. Ese político debe de ser silenciado, sería la consigna de un panismo desnaturalizado y putrefacto.
La herejía toma forma, al compartir objeciones en contra de la decisión de la nueva alcaldesa, de establecer el llamado “Pase Verde” o accesos gratuitos los fines de semana a parques, deportivos y zoológico. Esto puede impactar en el presupuesto que permite sostener estos servicios y parece medida populista, argumenta el exalcalde, y eso altera los ánimos de la incondicionalidad lacayuna.
¿De verdad esta declaración puede llevarnos a censurar la presentación del experimentado político y empresario? ¿No se trata de una opinión válida de alguien que conoce el ejercicio gubernamental con precisión? ¿La alcaldesa requiere ponerle tapabocas a Medina? En lo personal, concuerdo con la decisión de Alejandra Gutiérrez, pero considero que son temas públicos que deben de discutirse de frente a la ciudadanía. Mientras más y mejores argumentos e ideas se aporten, mejor. Las políticas públicas hay que irlas construyendo desde escenarios críticos y abiertos, es lo más sano y enriquecedor.
Después, intentado justificarse, el jefe municipal azul, en coordinación con el presidente del PAN estatal, declara respecto a lo dicho por Carlos Medina: “Es su opinión personal que no comparte el Comité, desde nuestro punto de vista no refleja una realidad, pero respetamos su punto de vista, mas no lo compartimos”. Luego entonces, proceden a evaporar la conferencia del emisor de las críticas. Entendemos que Antonio Guerrero pretende ser ratificado en su puesto; invisibilizar a Medina Plasencia puede ser un precio barato para lograrlo. Pero a costa de una desafortunada defensa, que provocará tensiones innecesarias a una presidenta municipal colmada de problemas. En lugar de matizarlos, los exacerba.
Finalmente encontramos la clave secreta. El mismo Guerrero señala que Medina se adelantó al anunciar que competirá para ser consejero nacional del PAN.
“Lamentamos se haya desvirtuado la finalidad del foro con adultos, que no es para que pueda ser utilizado como plataforma para otros fines& Escuchamos y estamos abiertos, pero hay límites marcados en reglamentos internos”. Sería interesante que Guerrero precise esos límites que aparecen en su confuso cacumen. No hay tales. Lo que sí existe es la crispación en el Consejo Nacional panista, por los señalamientos recurrentes de omisiones, control, ejercicios de gasto, y definiciones políticas, realizadas por los pocos viejo-panistas que aún perviven en ese órgano partidista. Sin duda Carlos Medina Plascencia sería un personaje incómodo. Hay instrucciones para frenarlo.
MTOP