Estas letras, son para ti, sabiendo que son tus últimas noches, en las que te cobija el Culiacán para que encamines tu vida, en tierras lejanas. Soy hija y esposa de un inmigrante y bien sé cuán difícil resulta llegar a una tierra extraña; costumbres, ideas, caras desconocidas son de un día para el otro tu panorama. Dejar los tuyos, abandonar esos aires, que han nacido contigo para transfórmate en un apátrida, amar otra bandera, hacerte parte de un cielo, restringir tu habla a tus secretas ideas o a un par de conocidos. Reescribir la historia. Adaptarse. Bajar al corazón, cuando otros hablen de aquellos tiempos, de la calle, de la escuela y tantos recuerdos que no son tuyos. Añoranzas eternas irán contigo, que quizá en la llovizna helada se confundirán con tus gruesas lágrimas.
Te vas, dejando una brillante carrera, excelentes amigos y una imagen intachable de honradez, lealtad y compromiso. México, pierde con tu partida un gran talento. Hace varios meses, escuché tus razones y certeros argumentos: las políticas mexicanas, están minando con las oportunidades de crecimiento, no hay correlación entre exigencia y recompensa; la intimidación no se diluye con tus cubetas de esperanzas; salir a las calles, ya no es seguro; una sociedad polarizada, no es el mejor ambiente para que crezcan tus bellos y pequeños hijos. “Tenerlos aquí me parece de locos, quiero que les enseñen en la escuela los colores de las mariposas, no cómo defenderse de una balacera”.
Hay que ser valiente para migrar querido amigo, no cualquiera se atreve a dejar esta tierra de polvorín, mil veces de cien lo anhelé y jamás he tenido el valor, aun menos el coraje, de despegar las suelas de los zapatos de esta cajetosa tierra y aquí me tienes, buscando hacer, poniendo granitos de arena en tremendos boquetes que ambos sabemos, nada cambian ni mejoran; por eso, te digo una vez más, con el corazón estrujado: ve confiado, encuentra el derecho a tener derecho a estar seguro, a caminar por las calles con la certeza de que a casa llegarás; una vez más, tendrás la oportunidad de empezar con todas las experiencias ganadas; llevas ventaja, eres un profesionista, un hombre inteligente, trabajador, te acompaña una mujer maravillosa, una emprendedora que te ama y confía que su vida entera cabe en tu corazón, pues no puede llevarla en las maletas. Sé que no vas en busca de riquezas, aun así, las encontrarás, y un día, cuando veas a tus hijos caminar seguros, bajo un país en donde el derecho sí procede y no las ocurrencias de una mañanera, sabrás que no te equivocaste; lo verás cuando te jubiles, y veas a México igual o peor según la nueva ocurrencia en turno, entonces, regreses a la confianza de un mundo en donde la igualdad, la equidad y el progreso no necesita escribirse en las calles, menos cancelando proyectos, ni azuzando a quienes promueven y lideran empresas, tampoco mirarás esta miseria que cada día se agudiza más y parece eternizarse, pues ellos saben, son el pase del poder y la compra de su voto. Sé, que tu decisión y sensatez estarán por encima de cualquier arraigo ¡Regresa, sólo por vacaciones! No mires atrás, sacúdete el polvo de tus pies, al entrar a esa nueva tierra y cuando puedas, escríbeme, para que me cuentes tus logros y aciertos. Te acompaña, en lo que valga, mi bendición.
Sean hoy, estas letras, un fuerte reclamo, a las autoridades coercitivas, inútiles y bastardas que no han sabido cumplir con su propósito para lo cual están en esos puestos. Los gobiernos deben existir, solo si y siempre si, pueden ofrecer a sus ciudadanos: libertad, salud y bienestar; educación, fraternidad, desarrollo sustentable… el resto queridos, ¡es choú!