Esta semana nuestro presidente AMLO hizo dos afirmaciones, muy a su estilo, gritando: “&y luego salen con que la ley es la ley&”, refiriéndose como en otras ocasiones, a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a quienes permanentemente descalifica cuando sus resoluciones le son adversas.

Pero estas afirmaciones, viniendo de quien es nuestro gobernante y es el garante del cumplimiento de la Constitución, son peligrosas pues reflejan un desdén por las instituciones y las leyes. 

Apoyador de sus ideales sociales, me decepciona su diario hablar, cuando los líderes que ven por las mayorías no tienen la capacidad de poder unir en la concordia a los distintos.

El desprecio a la ley, sumado a la cantidad de ofensas, descalificaciones, calificativos, ataques, que hace nuestro líder a quien considera sus adversarios, refleja no solo una manera de ser, sino una manera de gobernar. 

En la historia de México, las etapas de división entre conservadores y liberales, han sido las más oscuras. Aún desde los nobles objetivos y enfoque que tiene AMLO hacia las mayorías pobres, la estrategia de división y el discurso del odio, nos sigue llevando a una confrontación fratricida que solo provocará más enconos y disputas, pues en la historia de la humanidad, quienes trascienden en la historia, son quienes tuvieron la capacidad de una vida entregada a los demás, pero convocando siempre a la unidad.

Vivimos épocas críticas. Nunca habíamos estado tan mal en todos los indicadores de violencia, recesión, salud y educación, pero las mayorías aquellos 60 millones de paisanos que no tienen algo-, sumidos en la marginación, no lo perciben así, pues las crisis golpean más a las clases medias. 

AMLO -el gran mago de la comunicación política-, tiene “otros datos” en todo y convence a las mayorías y lo logra, de que “su mundo” es el real. Pero para quienes conocen el estado real de las variables macroeconómicas, el País se enfrenta cada vez más, a entornos complicados por la fragilidad de las finanzas públicas.

Pero quizá el mayor riesgo está frente a la militarización de la vida nacional con la abierta participación de las fuerzas armadas en la vida política, pues beneficiados por la impresionante derrama económica que han recibido como nunca antes, se han plegado partidariamente al partido en el poder. 

De la misma manera, la liga entre el poder político y el poder del narcotráfico, será cada vez más nítida, en la intervención en procesos electorales en aquellos estados controlados por los cárteles y donde Morena ya gobierna. Seguramente, ganarán más elecciones, cuando se suman los votos resultados de los programas sociales federales.

Pero el asunto de fondo, es la estrategia de contacto con las mayorías, postradas en un sexenio -que de acuerdo al Inegi y Coneval- ha hecho retroceder en los avances en el combate a la pobreza, pues el PRI había diseñado una estrategia efectiva para controlar el poder a través de la compra de votos con los programas sociales y esto, Morena lo ha replicado con enorme éxito. 

El efecto de los programas en las elecciones es cada vez más contundente, por lo que las victorias en las elecciones de este año y en el 2024, garantizan la continuidad de la llamada “Cuarta transformación” para el siguiente sexenio.

Pero para lograr la verdadera construcción del futuro, las generaciones jóvenes deberán entender que, solo respetando las leyes vigentes, es como podemos tener reglas básicas de convivencia. Ya en un estadio de futbol, ya en las elecciones, ya en las calles, ya en la escuela o en la disputa por la ley eléctrica. Si en el seno de una familia o de una empresa o de una escuela, no enseñamos las reglas básicas y los límites, educamos para el caos. Los líderes tenemos una responsabilidad enorme, cuando de nuestra boca y actuar, emitimos pronunciamientos en contra de los demás y desdeñando las reglas de convivencias.

Por eso, las afirmaciones de AMLO al seguir gritando que las instituciones y las leyes no funcionan, nos seguirán llevando paulatinamente, a un desprecio del “pueblo bueno” por las leyes básicas de la convivencia y en sus conductas repetirán que las instituciones y las leyes, simplemente, no sirven.

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