Declaro ser un paisano que nunca pediría la pena de muerte para otros, por peor que fueran sus culpas. Vaya, ni para los mafiosos de la delincuencia y el narco. Menos, me atrevería a otros paisanos tirar una piedra para decirles “traidores a la patria”, como esta semana lo ha vociferado nuestro presidente AMLO y los dirigentes de su partido, Morena. Traicionar a la Patria, a ese ente que expresa todo lo que somos y tenemos en común los mexicanos, es algo que solo puede ser juzgado por el Poder Judicial, no por quienes se sienten dioses y superiores ideológica o moralmente a los demás.

Dentro del Código Penal Federal existe un término llamado “traición a la patria”, el cual, junto con otros delitos graves del orden común, se contaban como los únicos motivos por los cuales se podía juzgar a los Presidentes. Durante el gobierno de AMLO se reformó el artículo del Código para quitar los delitos del orden común y agregar, de manera específica, los de corrupción y en materia electoral, así como todos aquellos delitos por los que podría ser enjuiciada cualquier persona. Sin embargo, la “traición a la patria” continuó sin modificaciones. Se han presentado en nuestro País, eso sí, algunas acusaciones por este delito hacia distintos funcionarios del gobierno, pero que nunca han prosperado, pues las políticas públicas difícilmente pueden clasificadas así (como lo es votar como diputado por una reforma a la ley). De acuerdo con el Código Penal Federal, en términos generales, se considerará traidor o traidora a la patria a aquella persona que “realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero”.

Pero como se trata la acusación que hacen hacia los diputados de oposición, un asunto político y no de leyes, ¿no deberían pedir juicio por “traición a la patria” a Bartlett quien hizo caer el sistema electoral en 1988? ¿O para Emilio Lozoya confeso de defraudar a Pemex? Considero que el presidente AMLO está en una estrategia política para denostar a sus enemigos políticos y someterlos a un linchamiento que podría incluso -al señalarlos-, ser objeto de atentados contra su vida.

En México, nos costó guerras fratricidas el construir una Constitución que protegiera el derecho a disentir e incluso, para los representantes populares, para votar de acuerdo a lo que consideran conveniente para la Nación. Pero incitar a AMLO a la violencia contra sus opositores solo por pensar diferente, es el inicio de todo lo no quisiéramos para un País que ha sufrido por siglos los odios entre conservadores y liberales. Por eso, me niego a aceptar que aún quienes piensan distinto, sean “traidores”. No lo puedo creer y aceptar.

Haber votado como en todo modelo democrático, por propuestas, como la de la Reforma Eléctrica, diseñada sin acuerdos y negociaciones con la oposición, no es un motivo de “traición”. Imagínense si el invertir, visitar, simpatizar, asesorar a una entidad extranjera, fuese motivos para ser “traidor a la Patria”. ¿Así es como debe comportarse la izquierda?  Esto no es lo que soñamos algunos con el un gobierno popular centrado en la gente.

Quisimos un gobierno generoso que pudiera sumar y no restar, multiplicar y no dividir. ¿Por qué no buscaron acordar y negociar como se hace en toda democracia, la reforma eléctrica? El problema es que AMLO no sabe perder. Morena no sabe perder. Solo quiere ganar. Sea como sea, los diputados y senadores son electos por el pueblo y no se puede invitar a agredirlos solo por pensar diferente.

Me duele siempre el discurso del odio, la división, la amenaza, que todos los días sale de la boca del Presidente, cuando él es quien como líder nos debería unir. No comprendo cómo, quien se duele con las mayorías y enfoca su mirada hacia ellos, odie de tal manera y su rostro se desfigure cuando se refiere a sus enemigos. Veo al Presidente cada día más conducido por el enojo y el rencor, cuando puede pasar a la historia como quien convocó a una transformación social para beneficio de las mayorías, pero basado en la concordia y la unidad. Si las diferencias ideológicas y políticas, incluidos los diputados que votaron en contra del Presidente el domingo, fueran la base para señalar e incitar a agredir a otras personas, acabaríamos todos en guerras fratricidas como las que, hechas por liberales y conservadores, acabaron, eso sí, con nuestra Patria.

 

* Consejero local del INE

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