Traicionar a la patria es grave. Implica que, en busca de beneficio personal, se sacrifica el de la mayoría; que para conseguir recompensas efímeras, unos pocos cancelan el futuro de muchos. Es irresponsable usar el término a la ligera pero, ya si vamos a abusar, éste califica mejor el desempeño de este gobierno que el de la oposición.
Traición a la patria es emprender una cruzada, desde el poder, contra las instituciones que salvaguardan la democracia y que permitieron que AMLO llegara al poder; es rodearse de ineptos, ostensiblemente incapaces de cumplir, porque su única cualidad es la lealtad ciega al líder, mas no al pueblo. Es usar la fuerza del Estado no para defender a México, sino para someterse mansamente a las órdenes de un bravucón extranjero. Es darle al Ejército poder que será imposible arrebatarle; es fomentar dependencia de recursos públicos que en nada resuelven pobreza o desigualdad.
Traición a la patria es dinamitar el sistema educativo, aniquilando el futuro de millones de niños y jóvenes, porque es más cómodo -y políticamente conveniente- ponerse del lado de sindicatos que sólo buscan preservar sus privilegios. Es dilapidar una montaña de recursos públicos, que son nuestros, para pagar por caprichos, por obras absurdas cuando tanto nos hace falta. Es no escuchar a expertos, declararles la guerra a los científicos, cuando más necesitamos de la ciencia. Es eliminar el Seguro Popular porque lo fundó su némesis, aunque eso implique dejar desamparados a millones en medio de una cruel pandemia. Es dejar sin tratamiento a niños con cáncer, y después acusar a sus padres de “golpistas” porque se atreven a exigirlos, en vez de resignarse dócilmente a ver morir a sus hijos. Es no meter las manos para aliviar el brutal impacto económico de una pandemia no vista en generaciones, provocando la peor contracción económica del mundo. Es ocultar cientos de miles de muertes. Es no tener la decencia para portar un cubrebocas y así ponerles el ejemplo a millones que lo idolatran.
Traición a la patria es tratar de cambiar la Constitución para impedir el uso de energías limpias, con el fin de que vetustas refinerías tengan a quién venderle combustóleo que, al quemarse, envenenará a millones. Es extorsionar a un ministro de la Suprema Corte para forzarlo a renunciar; es inventar cargos flagrantemente falsos para mantener en el exilio al candidato que quedó en segundo lugar en la pasada elección presidencial; es ordenar la liberación del hijo del narcotraficante más poderoso del mundo, insultando a quienes arriesgaron la vida en el operativo para capturarlo. Es mostrarles más respeto a narcos que a empresarios o periodistas; es profanar la investidura presidencial al ir a hacerle caravana a la madre de un asesino. Es permitir que cárteles compren votos en una elección, porque éstos favorecen a su partido. Es denostar a periodistas en un país que está entre los más peligrosos para desempeñar ese oficio; es utilizar información que es confidencial -por ley- para buscar el linchamiento del periodista que osó denunciar la corrupción de su hijo. Es solapar a funcionarios y parientes bandidos. Es arremeter contra organizaciones de la sociedad civil porque se atreven a investigar y evidenciar.
Traición a la patria es voltearles la cara a miles de víctimas de feminicidios, y dejar a las mujeres más desamparadas que nunca, sin refugios, sin estancias infantiles que les permitan empleo y autonomía. Es mentir una y otra y otra vez. AMLO traicionó a quienes creían en él, pero también a quienes nunca lo hicimos.
AMLO pudo usar su enorme capital político para transformar a México, para enfrentar problemas complejos: el enorme pasivo laboral contingente de Pemex e IMSS, el retraso al que nos condenan los retrógradas sindicatos magisteriales, el creciente poder del crimen organizado, la falta de recursos fiscales para invertir en infraestructura de primer mundo, en educación de vanguardia, en impartición moderna de justicia. En vez de eso, prefirió usarlo para dividirnos, para sembrar odio, para ahondar problemas añejos.
Sí, traicionar a México es grave.
@jorgesuarezv