¿Por qué si todos lo odiamos sigue libre? ¿Por qué si hay tantas y tantas muestras de sus tropelías, sigue allí? Y ¿qué es lo que lo hace tan cercano a López Obrador? Todo lo anterior, a quienes leemos los periódicos y vemos las noticias, nos tiene perplejos e indignados. Los periodistas escribimos, denunciamos, nos quejamos y él sigue, como si nada, comprando coches y, para colmo, se presenta con esa sonrisita de suficiencia, siempre impecablemente vestido y con un aire de prepotencia, a sabiendas que tiene a nuestro Presidente doblado. Tantas mañaneras, y tanto bla, bla, bla por parte de AMLO, mostrando una hilera de dientes que han de ser postizos, tan postizos como sus datos, para no informar las dudas que genera el psicópata llamado Alejandro Gertz Manero, fiscal de la República.
A veces quisiera vivir en otro país, como Finlandia, y no enterarme de las noticias porque ahora que pasó por una enfermedad crónica, me siento aún peor. Tendría que ir a ver al embajador de ese país nórdico para pedirle asilo por ser traidora a mi patria, que ya no se parece en nada al México en el que nací, crecí y, ahora, estoy envejeciendo. Que alguien venga a salvarme, por favor. No puedo ser gobernada por un Presidente que llama a Simone de Beauvoir, mi autora francesa predilecta que me abrió los ojos en mi juventud, “Simone de Babuá”. No puedo ser gobernada por un Presidente que, después de haber sido humillado públicamente, declara que le cae bien Donald Trump, que tanto ha ofendido a los mexicanos. No puedo ser gobernada por un Presidente que quiere cambiar todos los libros de texto porque dice que los de antes eran totalmente neoliberales. Por último, no puedo vivir en el mismo país donde vive Gertz, eternamente enfundado en su bata de seda y sus pantuflas.
En el diccionario dice que “psicópata” (del griego psykhe, alma; pathos, enfermedad) es una forma general para designar a la persona que padece una enfermedad mental. Sinónimos: obseso, maníaco, o neurótico, que aluden a quien está dominado por un pensamiento constante o persistente, sea una obsesión, sea una manía, o sea una neura. Una persona que tiene 250 vehículos de lujo es un psicópata. Una persona que encarcela a una señora (Alejandra Cuevas Morán), sin pruebas en su contra, por más de 528 días, es un psicópata. Una persona que siempre se cree infalible, a pesar de sus múltiples errores, es un psicópata. Una persona que es un obsesivo del dinero mal habido, no obstante ha acumulado enormes fortunas, es un psicópata y además ladrón. Y una persona que protege a esta otra persona es un inmoral.
Dice la espléndida y muy valiente periodista Anabel Hernández, galardonada con el premio de la Deutsche Welle a la Libertad de Expresión, que desde 2021 la UIF detectó “operaciones financieras por más de 857.3 millones de pesos realizadas antes y durante su gestión como titular de la FGR, en las que participaron él y empresas a las que está vinculado”. Esta colusión es obra de un psicópata que no tiene límites. No, no quiero vivir en la misma colonia (Lomas), ni el mismo país, ni el mismo planeta que Gertz Manero. El fiscal general de la Nación también es acusado, por si fuera poco, “por tráfico de influencias, coalición de servidores públicos, asociación delictuosa y lo que resulte”. ¡¡¡Ese es el fiscal de México, a quien protege el Presidente!!! No, no quiero vivir en este país. Me da vergüenza su gobierno. Nunca había sentido algo semejante, ni con el “Negro” Durazo sentí tanta rabia. ¿Qué hacer? ¿A quién recurrir? Para pedir justicia, ¿ya no se puede recurrir ni al Presidente, ni al fiscal, ni al presidente de la Suprema Corte de Justicia? Dios mío, ayúdame por favor, me siento totalmente indefensa.
¿Cuántos mexicanos no se sentirán como yo, así de desvalidos, sin esperanza, ni protección? En lo personal, siento que el Presidente me trata de tomar el pelo constantemente. Como que se ríe de mí, y como que no le importo en absoluto. ¡Ah!, acabo de acordarme de que tengo doble nacionalidad, la mexicana y la francesa, ¿y si le pido asilo a Emmanuel Macron? Le diría que en mi país no se respetan los derechos humanos, y que cada día que pasa, hay más feminicidios, y que ninguna autoridad hace nada por protegernos. Y que además, por culpa de López Obrador, está en peligro la parte del planeta que nos corresponde. Merde, con el psicópata.