El pasado 7 de abril, en la sesión del Ayuntamiento de León, la fracción de Morena presentó una iniciativa para reformar el Reglamento Interior de la Administración Pública de León.
Dicha propuesta pretende cambiar radicalmente la forma de nombrar a los consejeros ciudadanos de nuestra ciudad.
No podemos criticar que los ediles de oposición presenten propuestas de reformas a reglamentos, eso debe reconocerse. Sin embargo, lo que sí es cuestionable es el contenido y lo que motiva dicha iniciativa.
Para empezar, podríamos concluir que la propuesta de Morena se distingue, como siempre, por incongruente, pues, por un lado, a nivel federal los legisladores de ese partido no aceptan que la oposición le mueva ni una coma a sus iniciativas, pero aquí pretenden que el Ayuntamiento se las apruebe a su contentillo.
La iniciativa propone que los consejeros ciudadanos de todas las paramunicipales de León, sean elegidos mediante una “Comisión de Selección”, integrada por cinco personas que serían a su vez elegidas mediante una doble “Consulta Pública”, emulando la tendencia populista de López Obrador.
Pero, sobre todo, es inviable técnicamente, ya que representa una antinomia de leyes, es decir, que habría dos reglamentos de similar jerarquía confrontados entre sí, tanto el propio Reglamento de la Administración Pública Municipal como los reglamentos de cada una de las para municipales, lo que impediría su aplicación.
Lo más grave es que la iniciativa contraviene lo dispuesto en el artículo 152 de la Ley Orgánica Municipal para el Estado de Guanajuato, el cual dispone que el Ayuntamiento designará a los consejeros ciudadanos en cada uno de los organismos descentralizados, de conformidad con la metodología y proceso de selección que se establece en el reglamento respectivo de cada paramunicipal.
Además, la iniciativa minimiza el trabajo de miles de ciudadanos que a lo largo de años se ha traducido en beneficios para nuestra ciudad, instituciones que hoy en día tenemos han surgido del trabajo conjunto entre sociedad y gobierno, tales como Explora, el Parque Metropolitano, el Zoológico, el Patronato de la Feria, el Consejo Cultural de León, el Forum Cultural, El Imuvi, el Implan, Sapal, etc. En ningún apartado de su iniciativa se hace un reconocimiento a estos logros, y, por el contrario, solo se advierte un desprecio a los que ellos le dicen “la llamada sociedad civil”.
La iniciativa está cargada de esa ideología política que fomenta el odio y la división, pues en su exposición de motivos se pueden distinguir con claridad las expresiones de resentimiento características de su pensamiento.
Asegurar que la participación ciudadana se ha reservado a una “élite” de actores, o que los consejos ciudadanos están manejados por “un puñado de empresarios que defienden un interés particular que difiere del interés popular” son frases que no solo lo prueban, sino que además, son falsas, pues en la conformación de los consejos ciudadanos hay representantes empresariales, profesionales, sindicales, académicos, sociales, de colectivos, etc.
En su redacción, la iniciativa antes citada invoca varias veces a lo que ellos llaman “el pueblo” y su “representación legítima”. Sin embargo, Morena ha dejado claro que, para ellos, “el pueblo” significa el sector poblacional que depende del asistencialismo gubernamental y que les representa rentabilidad electoral, lo que confirma que no tienen una verdadera convicción de ayudar y de tratar de resolver sus carencias, sino que principal propósito es venderles esperanza e inculcarles resentimiento y odio para ejercer manipulación con fines electorales.
En resumen, la iniciativa es incongruente, técnicamente inviable e ideológicamente inaceptable. No podemos permitir que llegue a León el discurso polarizante del rencor y resentimiento que solo pretende enfrentarnos y dividirnos.
DSS