El llamado hombre fuerte de la Revolución Mexicana, Plutarco Elías Calles, en arranque seguramente neuronal, era el político que tenía en un puño al país, desde Guadalajara, lanzó un grito, calificado por muchos como alarido: “¡La niñez, pertenece a la Revolución!”.

Resultó esa proclama, a manera de reto, como un toque de guerra, que sacudió las conciencias de muchos mexicanos.

Tal hombre luego sería traicionado por su consentido y heredero, Lázaro Cárdenas del Río, quien lo mandó al exilio.

Hoy, en tiempos de la cuarta transformación que acuñó e impulsa Andrés Manuel, ha surgido otra vez el propósito de, a través de lo que se denomina educación, apoderarse de las conciencias infantiles y juveniles para, dicen, arrojar el neoliberalismo a la basura y se proponen, abrir de par en par el camino de una creencia o práctica ideológica única o sea totalitaria, con edulcorante libertario.

Seamos claros: López Obrador y cuantos le siguen ideológicamente apoyados por esa gran fauna de acompañamiento “maiceada”, no convencida de nada sino aborregada por la dádiva, se han propuesto tenerlo todo en su puño: el poder político, económico, ideológico y jurídico.

Caminan dando tumbos con sus propósitos, pero sin duda alguna avanzan. Errores graves como el nuevo aeropuerto o la reforma eléctrica, les hacen entender que no tienen la balanza de la realidad completamente de su lado.

Porque saben que “el pueblo bueno y sabio” no está totalmente de su parte, ahora emprenden otra radical acción.

Borrar todo vestigio, raíz, secuela de la anterior educación, para imponer y adoctrinar, principalmente a las nuevas generaciones en el absolutismo a efecto de acabar, según lo han dicho, con el neoliberalismo. Es su propósito.

Igual que los tahúres viejos, mañosos, tenían esa carta bajo la manga. No la habían sacado, por olvido o precaución; pero como ahora una parte del poder se les esfuma, se lanzan a la raíz social o sea la educación, para apuntalar su castillo de naipes ideológicos.

Objetivamente visto el fenómeno en este terreno, llegan tarde ya que el régimen o gobierno que cursa, avanza inexorablemente al final del sexenio y, dicha sea la verdad, lo que resta no les alcanzará para demoler lo que existe del sistema educacional en el País.

Al principio del lopezobradorismo en el poder se borró la antigua reforma educativa. ¡A la basura con ella!. No afloró una nueva ni filosófica, académica o estructuralmente. Hubo acuerdos con los sindicatos, CNTE y SNTE, pero sin fondo reformista profundo, porque no existía. Plazas cuando presionaban, retención de pagos para con ello manipularlos, más a los de izquierda que a los dóciles, bisnietos de Elba Esther.

Hoy, a casi el cuarto para las doce del sexenio, nos salen con la nueva de que, en educación, todo se irá  a la basura: programas, sistema, mecanismos, libros de texto ya que, lo que se debe implantar, es un formulario completo y complejo que acabe con el neoliberalismo y adoctrine a las nuevas generaciones en una ideología absolutista. ¿Miedo a mencionar el socialismo, leninismo, marxismo, colectivismo, cubanismo? Lo ocultan, lo callan.

Señoras y señores ideólogos educacionales de la Cuarta T. sobre todo doña Delfina y don Marx, con muchísima pena es bueno que se asomen a ese factor que se llama tiempo, para enterarse que llegaron tarde, a destiempo, con sus tesis y proyectos radicales educativos.

En lo que falta del presente sexenio, apenas les alcanzará para tirar a la basura los libros de texto que ustedes mismos ordenaron se elaboraran y que, dicen, ya no servirán para dar las nuevas luces.

En este renglón, si existía la visión, por órdenes de ya sabemos quien, de acabar o combatir el neoliberalismo desde el sistema educativo ¿por qué editaron millones de textos, programas, guías, que ahora servirán para alimentar una hoguera?

Y algo peor: ¿cuál es el método rápido, práctico, que pondrán en funciones para que los profesores@, en un santiamén entiendan y asimilen las modernas estrategias de la nueva praxis educacional?

No, no nos mencionen la forma o mecanismo a emplear para transmitir base y fondo de lo radical, no; simplemente despejen el entendimiento propio y el de los involucrados para que las personas que van a ejecutar su plan comprendan rápido  principio, medio y fin de la fórmula educacional, casi mágica, totalitaria a implantar. Para ello ¿aplicarán la ciencia infusa?

Al decir esto, no vaya alguien a quererme cambiar el chirrión por el palito interpretando que dudo de la comprensión magisterial. No, nada de eso, lo que debe entenderse es que los sistemas para la educación tienen sus bemoles o mecanismos, técnicas y más cuando se trata no de ilustrar sino adoctrinar o manipular la inteligencia del educando. Allí es en donde veremos si los maestros o profesores@ van a aceptar ser simples instrumentos de ideologización o querrán seguir como forjadores de seres humanos en libertad.

Y el papel de los padres de familia, en esta nueva agresión ¿cuál va a ser relacionado con sus hijos e hijas?

No es creíble, sinceramente, que permitan la nueva era robotizante e ideologizadora porque, en realidad de verdad, la escuela es y seguirá siendo un trípode: Alumnos, Maestros y Paterfamilias. Esa realidad, pese a Plutarco Elías Calles, a Tomás Garrido Canabal, a López Obrador, no podrá ser cambiada jamás en México, ni en muchas partes del mudo.       

Guardo en el tintero una incógnita: en esa nueva agresión ¿cuál será el papel que el ahora Presidente y sus operadores principales, le asignan a la Educación Particular? Porque de que existe, existe. Y es una enorme fuente del saber y formar.

A poco se les ocurre prohibir que se aplique el sistema María Montessori, porque enseña cómo entender y emprender la enorme dimensión de la libertad.

 

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