La vida independiente y/o vida autónoma, esa condición natural en que los jóvenes deberían desligarse del núcleo familiar para no depender de los padres, es algo deseable y necesario, pero en algunos casos, no es algo real. 

Paso a explicar: con los cambios generacionales en el mundo, la generación de los millennials (y ahora los “centennials”) ha “retardado” la edad de salir de la casa de la familia. Hay razones económicas fuertes -pues la probabilidad de obtener un empleo se ha reducido considerablemente- pero también hay cuestiones culturales, para que se dé esta realidad. Por eso, nació el término (algo despectivo) de los NINIS (que ni trabajan ni estudian, muchos de los cuales reciben las becas que les regala el gobierno federal). 

Pero dentro de este sector de jóvenes, hay uno en especial, vulnerable: los huérfanos que pasaron su vida en orfanatos y que nunca fueron adoptados. En este espacio he presentado datos “duros” sobre la realidad de la orfandad en México y el tamaño del drama.

Legisladores torpes que buscando proteger a NNA (niñas, niños y adolescentes) terminaron haciendo imposible la adopción con leyes estúpidas; ministerios públicos que retardan los procesos de protección; jueces que tardan una vida en dictaminar sobre el destino de un pequeño y un poder ejecutivo (DIF y Procuradurías) que, en aras de proteger a los pequeños, burocratiza por años, el trámite de adopción y de acogimiento familiar. Todos, en un sistema institucional que violenta los derechos de NNA para ser adoptados y tener una familia. 

¿El resultado? 40,000 NNA en México que viven en centros de asistencia social sin ser adoptados. En Guanajuato 800 (en Jalisco 10,000). Y cuando pasan del umbral fatídico de los 10 años, la probabilidad de que una familia los adopte, se reduce asintóticamente a cero. Si la edad oscila entre 0 y 5 años, la probabilidad de que un pequeño sea adoptado es del 75%; si está entre 5 y 10 años ya apenas es del 30%. 

Entonces, cuando los NNA pasan los 10 años, paulatinamente se acercan a la mayoría de edad, donde serán expulsados del orfanato, pues ni el sistema público ni el privado ponen las condiciones para el tránsito exitoso hacia su inserción social. Por eso, el promedio de edad de los NNA “institucionalizados” ya está entre 10 y 11 años y el número de años que pasan en el orfanato ya supera el promedio de los 7 años, en un hecho que clama al cielo. En un lugar seguro, sí, pero al final, una jaula. 

¿Qué pasa entonces con los NNA cuando salen? Hoy, el 60% de ellos, ya pasan los 10 años y del total, 30% ya sobrepasa los 15 años. Sin redes familiares que les acojan (si las hubieran tenido, hubieran sido adoptados por hermanos, tíos, abuelos&) ni redes sociales que les ayuden a insertarse al mundo (empresarios, vecinos, conocidos, etc.) tienen que salir a él, en un salto al vacío. Considero conocer bastante de esta realidad, pues la vida en diferentes contextos me puso frente a este drama y a contribuir a construir el proyecto de vida de NNA. En el orfanato no tuvieron acceso a padrinos, familiares, vecinos, pues la ley estúpidamente lo prohíbe, y por ello sus redes son los cuidadores, las religiosas, los miembros del Patronato, pero ninguna red que a futuro les sostenga en el tránsito hacia la vida independiente y plena.

Los orfanatos están diseñados para pequeños, no para atender a adolescentes y menos para asegurarles un tránsito hacia la vida académica y laboral en la mayoría de edad. Solo 2 orfanatos en Guanajuato tienen las condiciones (biblioteca, jardines, canchas deportivas, bolsa de trabajo, orientación vocacional, etc.) para el tránsito hacia la vida independiente. 

Eso es lo que por 62 años ha hecho Ciudad del Niño Don Bosco al albergar en su historia a miles de NNA (y desde hace dos años también a niñas). Por eso, la labor de padrinos para los pequeños que se acercan a la mayoría de edad es tan importante. Se requieren universidades para otorgar becas, empresarios que faciliten prácticas laborales y familias generosas que pudieran acoger temporalmente a los jóvenes.

Presentamos el proyecto de facilitar este tránsito al DIF Municipal y al estatal, para que incrementemos en Ciudad del Niño Don Bosco, la probabilidad de que se dé una vida independiente plena después de años de haberles retenido en orfanatos. Ojalá lo aprueben.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *