Esta columna la aprovecharé para expresar información puntual y útil acerca de la donación de sangre, que pueda servir de apoyo y orientación para colaborar en resolver el problema grande y grave de salud pública relativo a la falta de donación voluntaria y no remunerada de este valioso recurso.
¿Qué es la donación de sangre? De manera sucinta es la extracción a través de una punción en el antebrazo de 450ml de este vital líquido, que tras un proceso de fraccionamiento y estudio para detección de enfermedades infecciosas, puede ser utilizado para el tratamiento de varios pacientes y múltiples condiciones clínicas.
¿Para qué sirve la sangre? Una donación de sangre total es versátil y de manera general se obtienen 3 componentes: glóbulos rojos (utilizados en pacientes con anemia, hemorragia activa, cirugías, cardiopatías, entre otros), plaquetas (usadas para trastornos de la coagulación, sangrado activo o pacientes con cáncer) y plasma (utilizado para alteraciones hemorrágicas dependientes de factores de la coagulación). Es notorio que el abanico de enfermedades que requieren transfusiones es amplio y de ello la necesidad de su disponibilidad. ¿Quién necesita sangre? Esto se responde con los 150,000 casos nuevos de cáncer por año en México, los 750,000 accidentes vehiculares, el 15% de embarazos que son de alto riesgo y entre ellos las mujeres que padecen hemorragia obstétrica, los miles de pacientes con trastornos hematológicos como leucemias o anemia de diferentes categorías, los trasplantados, los enfermos en cuidados intensivos o las víctimas de violencia. Estos y otros padecimientos y sus respectivos pacientes, que si bien no son visibles en el día a día, están en las unidades hospitalarias y por ello la necesidad continua, 24 horas y 7 días a la semana de sangre y sus componentes. Es de hacer notar también que todos y cada uno de nosotros estamos en posibilidad de padecer las condiciones antes mencionadas.
Entendiendo que donar sangre es útil y salva vidas, ¿cuáles son entonces los requisitos para hacerlo? Realmente son 3 y muy básicos: tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y estar en buen estado de salud. Si usted cumple con estos preceptos, entra a la tómbola de candidatos. Ahora bien, ocurre en ocasiones que se cumplen estas características pero no se es elegible para donar, lo cual tiene una explicación sencilla: hay situaciones con carácter temporal que no le permitirán donar en ese momento, pero que pasado cierto tiempo podrá volver a intentarlo (como el consumo de algunos medicamentos, enfermedades transitorias como resfriado o diarrea común, algunas actividades de riesgo, algunos procedimientos médicos o aplicación de vacunas, por mencionar algunos ejemplos). Esto no debe de desanimarlo y para ello el personal de los bancos de sangre puede orientarlo. Las causas de exclusión permanente suelen ser situaciones relacionadas a un riesgo incrementado de transmisión de enfermedades a los receptores como VIH, Hepatitis B y C u otras enfermedades infecciosas o incluso condiciones que pudieran poner en riesgo la salud del propio donador. Estas últimas son evaluadas por personal calificado y también son sujetas a orientación y consejería.
Algunos dicen “me dan miedo las agujas”, pero hay que notar que el proceso es atraumático y el pinchazo es muy leve. Otros mencionan “me puedo contagiar de algo”, pero recuerde que el material es estéril, desechable y de un solo uso. Varios comentan “extraen mucha cantidad y puedo enfermar “, sin embargo la donación de sangre es segura y el volumen perdido se repone inmediatamente con el consumo de líquidos. De igual manera hay multitud de mitos alrededor de la donación como el mencionar que “tengo tatuajes o perforaciones y no puedo donar” (espere 12 meses y vuelva a intentarlo) o “tuve hepatitis” (si fue antes de los 10 años de edad, sigue participando). De igual manera basta con mantener estilos de vida saludables y con eso se tiene mayor probabilidad de éxito.
De la misma manera se escucha la frase “es que pierdo mucho tiempo” y si bien la burocracia enlentece los procesos, recuerde que esos minutos “perdidos” por usted, pueden significar para otra persona literalmente el seguir existiendo en este planeta, es decir, toda una vida. Así mismo se escucha el “nadie me ha pedido que done sangre”, pero ahora que sabe que la necesidad es continua, lo invitamos a donar sin que haya una petición específica. El día previo a la donación aliméntese bien, sugiriendo alimentos ricos en sal y consuma abundantes líquidos, duerma tranquilo y suficiente y el día de la donación tome un refrigerio ligero y manténgase tomando líquidos a copiosidad.
Este problema de salud pública lo resolveremos los ciudadanos, pues de los ciudadanos proviene el recurso. Apelemos a nuestra humanidad y solidaridad. Es tiempo de animarnos a hacer la diferencia: Donar sangre es un acto de solidaridad, súmate al esfuerzo y salva vidas.
*Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor de especialidad y promotor de la donación altruista de sangre