Queridas víctimas de esta columna ciudadana y que la sostienen con su lectura: afirmo que nuestra ciudad ha tenido gobiernos municipales que buscan ser muy eficientes y productivos. He transitado por algunos de los Consejos Directivos, esos que siempre han estado presididos por los hombres del dinero de esta tierra y a los que nos invitan eventualmente a la gente que tratamos de transmitir lo que el pueblo siente en las calles y en los barrios. En ese afán de hacer también efectivas a las entidades del municipio, el sentir de las mayorías se fue perdiendo. Lo afirmo con la carga emotiva de más de 30 años de sentir con la gente sencilla en algo tan sencillo: su realidad social. 
Hablo de este 55% de leoneses que viven en condición de pobreza y para quienes la sobrevivencia es la experiencia diaria y donde no es fácil pensar en términos de futuro. La convivencia con las mayorías nos explica que León es distante a sus periferias y que, para ellas, el descanso es merecido y necesario, cuando se trabaja con la fuerza física y no con el cerebro. En esas familias leonesas que sobreviven con las canastas básicas, las prioridades están en tener un techo, comer-beber y transportarse al trabajo que se consigue y que casi siempre es transitorio. Los estudios de la movilidad en esta amada ciudad reflejan que el pueblo se mueve en bicicleta y en el sistema de transporte público y busca espacios gratuitos para descansar.  
El tiempo y el dinero asignado para la recreación es muy reducido; son los domingos, pues el sábado se trabaja hasta tarde y se corona con la convivencia del trago al atardecer. Los estudios de conductas sociales y hábitos culturales que en años anteriores presentaba en esta columna, reflejan que el 75% del tiempo para descanso familiar en las clases más pobres, se reduce a una parte del domingo y para toda la familia, es de solo 100 a 150 pesos. Por eso, si nos centramos en las clases bajas y medias bajas, 8 de cada 10 niños en León no conocen el Zoológico, Explora o el Metropolitano, sino solo los parques públicos para llevar de comer y tenderse en el pasto. 
En la práctica, las cuotas fueron minando el derecho de los ciudadanos leoneses a disfrutar los espacios públicos. La tarifa en taquilla era la barrera para los pobres, pues, aunque los ingresos propios de las paramunicipales, puedo afirmar categórico que los miembros de los Consejos Directivos municipales no ingresan a los espacios públicos populares y pocos conocen de cerca la realidad cotidiana del pueblo. Por eso, la decisión de Ale Gutiérrez de crear el “Pase verde” este febrero y de trabajar en convencer a los Consejos, fue enormemente valiosa. Se trataba de restituir el derecho a la recreación a las mayorías de la ciudad. No es populismo, es verdadera sensibilidad social. 
El Ayuntamiento aprobó la modificación a las disposiciones administrativas para el ejercicio presupuestal 2022, con el cual quedó oficialmente establecido el “Pase Verde” que permitirá el acceso gratis a quienes tengan su residencia en León. Con esta iniciativa, los sábados y domingos en el Parque Metropolitano hay entrada gratuita; para el caso de Deportivas Municipales y el zoológico, aplica los domingos; en el Parque Explora los domingos, la entrada es sin costo. 
Para demostrarla niños y adultos presentamos una identificación oficial o bien, el registro en un sistema municipal que se realizará en una sola ocasión. El subsidio que recibirán todas las paramunicipales, es de alrededor de 23 millones de pesos y se reflejará en mayor bienestar de la gente y para cubrir los ingresos que se dejarán de recibir en taquillas, y tendrá un monitoreo para analizar los costos de implementación del pase. 
Pronto se mostrará que el incremento en satisfacción ciudadana será enorme; las afluencias aumentarán y muchos conocerán por primera vez estos hermosos espacios públicos. Aquí es donde se deben aplicar subsidios; es dinero público de prediales que debe aplicarse a quienes menos tienen. El “Pase verde” es una medida que Ale hizo pensando y sintiendo con las mayorías. Deberá permanecer como una política social básica para reconstruir tejido social, la única estrategia para atender de raíz la inseguridad que evita que todos volvamos a darnos la mano.
 

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