Frente a los resultados electorales, que a los viejos partidos colocan en un estado  casi de inanición, no vale la pena que se pongan a lanzar una serie de improperios contra el contrincante, que con sus argucias, mañas, métodos, va pintando el territorio nacional de morado.
Rasgarse las vestiduras por resultados en las urnas es un ridículo y si se quiere hasta grotesco.
Para entender el fenómeno es urgente, claro que si se quiere una reestructuración de fondo por parte de los perdedores, realizar cierta introspección. Para ser claros: Les urge una ¡autocrítica!
¿Serán capaces, todos los partidos, sus dirigentes y militantes de internarse en sus acciones, sacudir la conciencia, espulgar sus errores, exhibirlos y rectificar, en lo posible, su andar?
El ayer histórico y reciente de los perdedores está plagado de muy marcadas y evidentes complicidades, negocios mucho muy turbios, escandalosos, chuecos, grandes y medianos desde el poder, con barniz de legalidad, lo que desgastó la reciedumbre que, en sus bases, les daba fijeza.
¿Cuántas transas se fraguaron y ejecutaron desde la cúpula de los partidos y más ya convertidos en gobierno? Me van a decir que propongo algo imposible, que en la historia de los partidos políticos en el mundo, no hay quien saque a asolear eso que se denominaría sus “vergüenzas”. 
Eso, en parte, es cierto; pero también lo es que los competidores triunfantes hacen aflorar pifias, maldades, abusos, de sus contrincantes, antes y después de los eventos para disminuir hacia ellos la credibilidad electoral.
En política se busca la paja en el ojo ajeno. ¿Y la viga en el propio?
    Hoy, los perdedores lanzan gritos y sombrerazos, porque desde Palacio Nacional se exhorta a las llamadas “corcholatas” (otra degradación política) a hacer campaña anticipada. 
Si no somos ingenuos entenderemos que los invitan a gastar dinerito del erario para las movilizaciones, que no cuestan un peso. Eso mismo ejecutaban, a los ojos de todos, los ahora quejumbrosos.
 Aclaro: no se vaya a suponer que con el comparativo me ubico en la idea de que porque los otros lo hicieron así y ahora más de lo mismo, todo está bien. 
No: los abusos desde el poder son agravio al pueblo, sobre todo en su patrimonio y hay que condenarlos y combatirlos siempre.
 Hoy los votos están como en una subasta: ¿Quién da más?, parece ser el grito hacia quienes urgen de respaldo.
  Los políticos, de los diversos tonos y colores, han navegado en un océano, no mar, de intereses. 
El que te presta apoyo y te da dinero, será “mano”, para acciones futuras.
  Saben cómo hacerlo, porque ellos y ellas de tontos no tienen un pelo. Ya en el poder, directamente o por interpósitas  personas, se allegan bienes que jamás soñaron que serían suyos.
  Dice un experto, a propósito de que el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno, adquirió durante su mandato en Campeche, gran extensión de tierra a cuatro pesos el metro cuadrado y hoy, claro que con alguna obra al ladito, valen varios cientos más, que no perdamos la memoria. Esa maniobra no es nueva, desde el poder siempre se han hecho operaciones turbias, que parecen limpias. En mismo León, Guanajuato, aparecieron, hace décadas, fraccionadores ligados al poderoso en ejercicio, que le decían al vendedor de un terreno que les interesaba: “este es el precio -bajísimo, por supuesto- ¿lo vendes o te lo expropiamos?”.
Con semejante amenaza, ¿quién se resiste?
Los partidos políticos perdedores hoy condenan los mecanismos, controladores, transas, maniobras que utilizaron y emplean ellos para manipular al pueblo, sobre todo al electorado, olvidando que sembraron la semilla del interés y la conveniencia que da frutos en Morena.
Gustavo Madero, ya salió a lavar tantito hacia afuera. Sería muy saludable, para su partido que nos muestre todo lo que se ha hecho, ejecutado mal, como las maniobras del Muchacho Maravilla para hacerse candidato presidencial y el esquinazo que le dio para que no lidereara su grupo en el Senado, que haga aflorar siquiera algo del muy peculiar maniobrismo panífilo, para que se cuiden de no caer tan profundo en el futuro. Otro ejemplo: ¿cómo estuvo eso de que fue él, Madero, en su calidad de presidente nacional panista, en León, sin que nadie lo invitara, con la esposa de un militante sancionado dentro del partido y que no cumplía aún su condena, para pedirle, a la consorte, que le permitiera llevar a su esposo de diputado federal. A la aceptación el agraciado -que brinca aún de una curul a otro y aspira aún a ser alcalde leonés- resultó en primer lugar plurinominal, en la circunscripción uno. ¿De qué santo o santa fue el milagro? No creo que la virgen del Bono Concilio haya intervenido.
 En el PRD, uno solo, Chucho, antes eran por lo menos dos, carga el costal de maniobras, mañas, transas, a la espalda. Y solemne da la cara, sin que el mínimo pudor le recuerde que el maniobrismo de Morena, se incubó en el seno del sol naciente.
 El PRI, que va caminando a ser partido testimonial, se cierra a la autocrítica, como los otros perdedores, sin darse cuenta que la historia es severa y justiciera. Dura para exhibir y cobrar y nada generosa para mostrar los destinos, abusos, rapiñas de políticos@ que por tantos años agreden al pueblo.
 Morena, por desgracia, no es más que lo mismo pero con la mano dura y maniobrera de un consumado autoritarista, que prepara, según se ve, su maximato.

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