Con un sistema de sobra conocido, Morena o sea el ahora partido oficial, avanza rumbo a las próxima elecciones.
No hay reposo para las llamadas “corcholatas”. Se mueven hacia donde desean o se requieren.Recursos no les faltan supuesto que salen de ya sabemos dónde.
Pronosticar, desde ya, lo que va a ocurrir en el evento electoral venidero, no es cuestión adivinatoria supuesto que el partido de AMLO, desde hace rato tiene todo en sus manos.
Lo anterior cualquier lego en política lo entiende y mayormente cuando el reparto de recursos y la propaganda oficial, son en realidad apabullantes.
Ante este fenómeno político, lo que llama la atención es la forma o manera tan ingenua con que se conducen los partidos de oposición.
Creen, sus líderes, que sin una estrategia inteligente, audaz y bien planeada puede resultar minoría válida y que equilibre no solo las cámaras, sino el autoritarismo que dimana de Palacio Nacional.
Veamos esa realidad: el PRI, casi asfixiado por un liderazgo que no tiene pies ni cabeza; es egocéntrico, pasional y demasiado personal. No hay ya ni la mínima función colectiva. Los sectores, que eran su fuerte, si no han emigrado simplemente ya no operan en razón de que Morena, de alguna manera, los rebasó.
El priismo fue vertical. El mando supremo lo tenía quien en su momento ocupaba la Silla del Águila. Las órdenes venían como en cascada, de arriba hacia abajo. Eso se acabó. Y lo que quedaba de un partido orgánico se fue por la borda cuando líderes o gobernantes tricolores, se le pusieron de pechito a AMLO. Recordemos a Murat, en Oaxaca.
La disputa priísta interna no tiene una razonable salida ya que el líder actual, Alejandro Moreno, cree y actúa como si fuera su propio patrimonio.
Eso no va a terminar mal, sino peor, y en tales condiciones para nada abonará a una democracia que reclama oposición válida.
Por lo que respecta al PRD, es ya una entelequia. Queda un Chucho al cuidado de los restos. Buena parte de sus cuadros emigró hacia donde calienta el nuevo sol. Con ellos se fortaleció Morena.
Los otros partidos, como el Verde, resultan bisagras que se mueven para donde el poder imperante los requiere. Lo que intriga es las décadas que ha durado. Bueno, se entiende: vende caro su amor.
Por lo que respecta al PAN no se advierte fortalecimiento de sus cuadros, adoctrinamiento de los mismos. Su líder nacional, antes que ofrecer ideas o reflexiones de fondo y a futuro, en sus apariciones de propaganda se desgañita con lo de las celdas solares, mientras que la política económica manejada desde Palacio empobrece más cada día a los menos favorecidos.
Y lo peor: que en el panismo ya hay varios personajes que se ofrecen para la grande, quieren ser candidatos presidenciales. Lo van a ser, uno al menos, pero testimonial, tanto por su baja estatura en la cuestión gubernamental, cuanto por los alcances del partido.
Frente a este panorama es lamentable que los partidos que se pueden llamar ahora no oficiales, no sean capaces de constituir un frente común pero sin ego, sino para resultar una oposición válida ante el autoritarismo que ya está aquí.
No propongo, simplemente pregunto, si en todo México ¿no hay un ciudadano o ciudadana, preparado, valioso, capaz de encabezar una oposición seria, firme?.
Un candidato o candidata, con programa bien definido y realista podrá, en realidad de verdad, no ganar el próximo evento, pero ser y fortalecer una oposición seria, frente al autoritarismo que, como he reconocido, ya llegó.
Y ustedes, lectores y lectoras ¿qué opinan?
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