Cuando al Presidente se le cuestiona su estrategia de seguridad, él suele responder que se reúne todos los días a las 6 de la mañana con el gabinete de Seguridad para analizar el tema. Tener reuniones diarias no es una estrategia. En las juntas podrían discutirse las estrategias si las hubiera, dar seguimiento a las acciones, revisar resultados o realizar ajustes, pero agendar algo todos los días no es parte de estrategia alguna.
Pasa algo similar con la información económica. El Presidente ha repetido varias veces que le gusta estar informado de ciertas cosas específicas todas las mañanas. Ayer lo reiteró al celebrar el aniversario del SAT. “Así como nos reunimos todas las mañanas para ver el reporte sobre delitos cometidos en las últimas 24 horas, así también diario estoy viendo lo que ingresa, lo que se obtiene en el SAT. Otro dato que reviso diariamente es el de los empleos registrados en el Seguro Social. Tengo como cinco o seis datos que reviso diariamente. Desde luego, estoy pendiente de la apreciación o depreciación del peso.” Es sabido que el Presidente, aparte de estos datos -tipo de cambio, afiliados al Seguro Social, recaudación-, también revisa las cifras de deuda pública.
Quizás estar informado de esas variables macroeconómicas le da una sensación de seguridad, aunque sería una falsa sensación de seguridad, como diría López-Gatell. Tener a la mano cinco o seis datos diarios -o los que sean- sin contexto, sin estructura, sin un panorama general, no le permiten al Presidente ni a nadie estar informado en materia económica. Sí le permiten, en contraste, simular que lo está.
Esperaría que el Presidente -quien quiera que éste sea- esté bien informado de lo que sucede en el País y en el mundo reconociendo que no todos los datos son relevantes todos los días y que saber el tipo de cambio con el cerró la cotización el día previo no te hace ni más conocedor ni más entendido en temas cambiarios o de finanzas internacionales.
Revisar los saldos diarios de los requerimientos financieros del sector público quizás permita ver el cambio diario, pero no el potencial de la deuda como herramienta financiera o el incremento en el costo de la misma. Asumo que el Presidente, más allá de los saldos diarios, estará informado del propósito de la deuda solicitada, por ejemplo, cuál será el destino de un crédito por 700 millones de dólares que aparece autorizado por el Banco Mundial a la Secretaría de Hacienda el 31 de mayo bajo el nombre “Crecimiento Económico Sostenido e Incluyente”.
Gobernar no debería consistir en coleccionar datos. Las cifras ayudan a diseñar estrategias, a analizar resultados, a estudiarlos con expertos y sobre todo a corregir el rumbo de ser necesario. Pero los datos que pide diario el presidente son solo eso. Datos sin estrategia. Datos inútiles, pues.
@ValeriaMoy