ES PARADÓJICO que al partido que más votos ha obtenido en los últimos cuatro años, nomás no se le da la democracia interna. La incapacidad democrática de Morena debería resultar preocupante para todos, empezando por el propio Presidente de la República.

Y ES QUE Andrés Manuel López Obrador no puede sostener el discurso de “no somos iguales”, cuando claramente se ve que sí lo son. Ahí están los registros y denuncias de acarreos, compra de votos, ¡uso de programas sociales!, violencia, prepotencia y hasta quema de urnas. Y las denuncias contra los morenistas son de otros morenistas.

EXPERTO en hacer como que no se da cuenta, Mario Delgado salió a presumir que en la mayoría de los centros de votación hubo paz y tranquilidad. A lo mejor es cierto… o a lo mejor ahí no se pudo documentar el fraude. Como sea, todo aquello de lo que siempre se han quejado los obradoristas, lo están haciendo ahora como partido en el poder.

A VER si la próxima vez que AMLO hable de los “vulgares ambiciosos” en la política, no se muerde la lengua por culpa de sus compañeros de partido.

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POR CIERTO, después de ver lo que fue la elección interna de Morena, ¿en serio alguien quiere poner en sus manos la reforma electoral? Si esos son los demócratas que buscan acabar con el INE, que San Lázaro nos agarre confesados.

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SI USTED cree que su trabajo es pesado y difícil, acuérdese que Luz María de la Mora tiene que dar la cara ante Estados Unidos y Canadá por los reclamos sobre la política energética.

A LA funcionaria de la Secretaría de Economía le toca la nada grata tarea de explicarle a sus pares, por ejemplo, cómo es que la visión estatista, monopólica y antiambientalista de Manuel Bartlett en la CFE, encaja en el marco del T-MEC, que promueve todo lo contrario.

NO VA a ser fácil para la subsecretaria De la Mora convencer a estadounidenses y canadienses que cambiar las reglas del juego cuando ya está empezado el partido, es válido y legal. Sobre todo, cuando lo que está en juego es la certeza de las inversiones, la reubicación de cadenas productivas (nearshoring) y, por supuesto, la viabilidad del acuerdo comercial.

SEGÚN DICEN en Estados Unidos, el gobierno mexicano está muy preocupado porque no tiene mucho margen de maniobra. El endurecimiento de su discurso hace muuuy complicado que el Presidente acepte rectificar en aquello que provocó esta crisis. Solito se está arrinconando.

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