De pronto, como el mago saca de la chistera una paloma o conejo, la flor más fresca o una mata de la corona de Cristo, el líder nacional del PAN, Marko Cortés, ofreció una lista de precandidatos para buscar, por el albiazul, la Presidencia de la República.
Nada dijo si los nombres ofrecidos fueron el resultado de una encuesta, hoy tan de moda, o fruto, acuerdo, de un órgano cupular encargado de tal y tan delicada decisión. Tampoco aclaró si simplemente los mencionó al salir de su cabecita calenturienta o porque le llegaron mensajes de apoyo a los referidos.
El asunto fue que este líder, con y ante los referidos, incluida una dama, ya se adornó.
Seguramente va a recibir apapachos y agradecimientos por parte de quienes ya fueron exhibidos y adelantados, entendido que en esos menesteres, todo tiene su recompensa.
¿Qué programa traen bajo el brazo o en sus alforjas esas figuras?
Será muy interesante saberlo porque para el proceso nacional que se avecina, lo nefasto sería que el panismo concursara con un nombre sin entender que al autoritarismo hoy imperante desde Palacio, no lo va a frenar una figura, por más acicalada o “rollera” que se presente, sino un programa que arraigue en los electores, no únicamente de un partido, sino inconformes con el centralismo que practica y pretende seguir imponiendo AMLO.
Por lo que se advierte, al panismo cupular le hace falta ser verdadera institución política, con órganos decisorios bien forjados y en funciones. Me van a decir que los tiene. Sí, es verdad, y entonces ¿por qué duermen el sueño de los injustos?
La batalla política que se avecina, o sea la lucha por la Primera Magistratura, no será un combate de flores, sino una confrontación de programas, ideas y músculo.
Morena ya pasea sus “corcholatas”, las muestra, presume y hasta permite que, sutilmente, se confronten.
Pero ni Claudia y menos sus competidores, han asomado un programa. Esperan el momento oportuno para, una vez nominado o seleccionada, por ya sabemos quién, sacar a relucir proyectos y metas que, obviedad de obviedades, saldrán del proyecto izquierdizante que encamina AMLO. Su plan no lo esconde: él quiere el poder por largos años para avanzar, con primero los pobres, a un sistema marxistoide reformado, no al estilo de Cuba o de Venezuela, sino del lopezobradorismo encarrerado ya.
Frente a esa realidad, que no podrá ver quien no quiera, nos sale el panista número uno con su metodología electoral, interna, contraria a cualquier viso de democracia.
O sea que Marko, también tiene sus “corcholatas”.
Por otra parte reflexiva: si no se ha caído del todo la alianza PRI-PAN-PRD, lo que Cortés muestra, podría aparecer, en pura teoría, a manera de imposición, ya que habría que esperar que las otras partes muestren sus cartas.
Lo de esa Alianza es, en verdad, puro decir ya que el tricolor no puede ni con su gastado y criticable pasado y el Sol Azteca ha quedado desolado, luego entonces la unión con lo poco o la nada, no suma, resta por el desprestigio que es, en política también, lastre.
El panismo, en este caso nacional, requiere reflexión muy seria, profunda; no porque los neófitos, simples observadores lo digamos, sino en razón de la madurez que, seguramente, ha acumulado por los 90 años de lucha que ya cumplió.
Los tumbos albiazules, fueron, se entiende, para madurar en pensamiento y acción. Hubo vivales, que a la sombra del azul se hartaron de recursos, de mil maneras, descaradas y soterradas; pero también contó en sus filas con hombres y mujeres íntegros, fieles a la democracia, que es por lo que se conserva como elemento vital para impedir que el autoritarismo o maximato que ya florece desde Palacio Nacional, se apodere, otra vez, de nuestro País.
Ojalá y en el panismo cupular, aparezca una pizca de reflexión a efecto de que la institucionalidad se imponga al manipuleo. Eso podrá permitir que el pueblo pensante tenga una bandera para luchar por que la democracia impere.
MTOP