El ciudadano Presidente de la República se irrita cuando se le compara con Hugo Chávez, el otro dictador venezolano, sin embargo, bien haría en controlar su excandecencia a la luz de los siguientes hechos en absoluto dominio de la opinión pública:
Chávez declaró: “Yo no me pertenezco, yo le pertenezco al pueblo de Venezuela.” AMLO afirmó: “yo ya no me pertenezco, pertenezco al pueblo de México.” Chávez: “Amor con amor se paga.” AMLO: “Amor con amor se paga.” Chávez: “O tú estás con la revolución o tú estás contra la revolución.” AMLO: “O se está con la transformación o se está en contra de la transformación.” Chávez: “Siempre he sido defensor del referéndum revocatorio.” AMLO: “Desde hace años he venido planteando la revocación del mandato.” Chávez: “El pueblo debe juzgar a sus gobernantes.” AMLO: “El pueblo pone y el pueblo quita”. Chávez militarizó al gobierno, AMLO militarizó al gobierno. Chávez creó su programa de televisión “Aló Presidente”, para polarizar y dividir a los venezolanos. AMLO utiliza sus “mañaneras” con el mismo propósito, además de insistir en el monopolio mediático. Chávez canceló el diálogo civil al igual que AMLO. Ambos reforzaron el papel del Ejército en la economía.
Chávez creó una guardia nacional; rifó aviones en Venezuela; hizo consultas a mano alzada; promovió una ley de extinción de dominio; estimuló la entrada de médicos cubanos para ayudar al financiamiento camuflado de la dictadura cubana; criticó a los empresarios llamándolos “escoarios”; creó delegados por provincia para controlar a los gobernadores; enalteció la pobreza como virtud y odiaba a los ricos; generó escasez de medicamentos y alimentos y hasta gasolina para medir y controlar al pueblo; nombró al fiscal general de justicia; sostuvo aquello “Primero los pobres” y “Muera la corrupción” y confiscó los fideicomisos públicos. AMLO siguió su ejemplo llamando “pirruris” y “fifís” a los empresarios, cuando éstos mantienen al país de pie y financian con sus impuestos el suicidio colectivo de México a través de la 4T.
Chávez, un connotado populista, se negó a construir un Estado de derecho; hizo de Venezuela un Estado fallido gobernado de acuerdo a sus estados de ánimo; prometió todo a todos y traicionó una a una sus promesas; instituyó el culto a la personalidad; favoreció los intereses de los militares; atacó a los medios de difusión; dictó discursos autoritarios; descalificó a sus opositores; inventó enemigos para acumular seguidores inoculados con diferentes tipos de miedos. AMLO no destruyó a sus opositores, los inmovilizó con la UIF, los chantajeó por corruptos y los nombró representantes de México en el exterior.
Chávez se erigió como defensor de los recursos naturales; se presentó como abanderado de los desamparados; encarnó la voluntad del pueblo y le regaló dinero, mientras no se desplomara el precio del petróleo; lucró políticamente con el sufrimiento de los pobres y los enfrentó a los ricos; culpó al neoliberalismo como el causante del desastre; fundó su poder en la movilización popular; violó la ley cuando ésta lo limitaba; mandó “obedeciendo” supuestamente al pueblo como si él fuera un nuevo Bolívar y luchó por el acceso digital gratuito para comunicarse con millones de personas al apretar un botón.
AMLO, electo también democráticamente, intenta desmantelar los organismos autónomos. Chávez llegó a ser el jefe absoluto de Venezuela, sí, pero AMLO ya es jefe del Estado mexicano, jefe de las Fuerzas Armadas, jefe de su partido, jefe de la coalición que lo llevó al poder y pretende ser también, a ojos vistas, jefe del Poder Legislativo y jefe del Poder Judicial y todavía sueña con “mandar al diablo las instituciones”, solo que no cuenta con la mayoría calificada para lograrlo.
AMLO expropió en forma camuflada el NAICM; atacó a las empresas calificadoras de riesgos, insiste en operar en términos suicidas a las empresas públicas y a través de sus palabras siembra resentimiento, división y odio y justifica los abusos de poder cuando promete erradicar la corrupción para engañar a los incautos marginados.
George Orwell sostenía en La Rebelión en la Granja: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.