Hace algunos años la actividad electoral era manejada por un grupo que tenía en su puño el poder. De ese vértice fluían directrices a efecto de que el País marchara: vivienda, desarrollo agropecuario, nivel salarial, impuestos, todo, todo, como lo demostró Luis Echeverría al ordenar que, a partir de su mandato, la leche costaría cuatro pesos el litro. No propició con ello el caos, sino la miseria. “Si la leche es poca, al niño le toca”, rezaba la cínica exhortación oficial.

En ese torbellino de directrices que salían de Los Pinos, quedaba un espacio para que al Mandatario, el primero de septiembre, se le rindiera tributo, más que a un emperador. Calles del entonces Distrito Federal, adornadas con banderas, papeles multicolores. Gente de la clase obrera, media y baja vitoreando a la deidad política por las grandes avenidas.

El tribuno por horas daba datos, principalmente cifras que al unísono aplaudían legisladores y burocracia privilegiada. Hasta la llamada nacionalización de la banca, de López Portillo, que no fue sino una absurda gobernización y desastre manifiesto, fue aplaudida

Todo ese artificio, que escondía una realidad antidemocrática y muy degradante, en un momento de nuestra historia parecía llegado a su fin; pero no. Hete aquí que ahora todos los días, no uno al año, son del Presidente.

Sus llamadas “mañaneras”, son recuento cotidiano de la visión que AMLO tiene del poder y su propósito. Él dicta, a través de sus críticas, las directrices no para que marche la Nación, sino a efecto de establecer los cimientos de los que llama la Cuarta Transformación.

¿Qué significa, de verdad, para el tabasqueño, esa meta?

Nada oculto está el propósito: llevar a México por una senda del izquierdismo que el ahora presidente concibe. Primero los pobres es una palanca para contar con apoyos mayoritarios y poder reformar los poderes Judicial, Legislativo, académico, electoral, que le frenan en su ambición.

Lo más destacable de esa realidad, es la andanada que, luego del informe, lanzó contra el Poder Judicial, censurando con acritud a jueces y juezas, incluso a quienes él mismo promovió. 

Quiere la sumisión total. Eso es lo que le importa, no que obren en función de su capacidad, legalidad y libérrimamente, sino inclinados a su mandato. Los quiere en un puño para que avancen sus proyectos.

Luego del informe que el día primero de septiembre ofreció, nos pudimos percatar los mexicanos que sus fijaciones lo llevan a creer que todo lo hace bien y, por supuesto, para crear una nueva República con la 4T. 

El ejército, que decía en campaña regresaría a los cuarteles, ahora lo tiene en su mano, (lo que es legal en razón de que por ley es el Comandante Supremo), lo va a fortalecer con la Guardia Nacional. No, para nada se piense que a efecto de permanecer él en el poder luego de su mandato, sino para dejar un elemento decisorio en favor de a quien él ya promueve.

Lo que AMLO encamina, a pasos acelerados para que no se le desmorone su proyecto cuando el tiempo formal se le termine, está claro: o sea un Ejecutivo fuerte, con ductilidad de los demás poderes y con las instituciones electorales, académicas, financieras a modo.

Y a propósito de lo electoral, convendría que la reforma que toca al Instituto Nacional Electoral, que tiene varios propósitos, uno el de reducir gastos financieros, otro el de terminar con diputad@s  de partido, se antojaría saludables que en esa reconstrucción legal se plantearan directrices sencillas, claras, para las precampañas.

Todo mundo que aspira a un puesto de elección popular, se mueve, de una u otra forma, hace su propio proselitismo. No, no únicamente los de Morena, TODOS, del color que sean, pero soterrada o descaradamente, se promueven.

La ley debe dar claridad para ellos, decir con precisión cuándo y a qué horas se han de dar las promociones de “corcholatas” ansiosos de todos los partidos. Así se acabaría el engaño, la burla a la ley que, en esta materia, no solo resulta mancillada, sino letra muerta.

El Día del Presidente se acabó, para que renacieran todos los días a su favor. !Curioso traspié de un México sufrido!       

 

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